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¡Restaurantes con armaduras de acero!

Marcelo Lebersztein tiene su carrito de comida en el parqueadero de un cartódromo de Tumbaco, oriente de la capital. Ahí el argentino ofrece platillos con sazón gaucha y es el único negocio de ese tipo en el lugar.
Pero, además de tener un ‘food tráiler’ bien equipado, fabrica estos vehículos para otros emprendedores que ven en la “comida al paso” una forma de salir adelante.
El creador de Komo Loco detalló que la base de estos automotores es tener un buen chasis. “Existen dos tipos de carros: el ‘food track’ en el que el auto está incorporado y los ‘food tráiler’ que se añaden a un vehículo con un gancho”, detalló.
La idea de producir estos equipos surgió tras notar el auge que han tenido en la capital y con su compatriota, Arturo Maranz, ingeniero mecánico, han ensamblado media docena. Según el experto, para armar estos vehículos se requieren entre 20 y 30 días. Además, los materiales deben ser de alta calidad para mantener la sanidad en la preparación de alimentos.
“La base está hecha de hierro. Puede tener uno o dos ejes. El mío solo tiene uno porque no supera los tres metros de largo por 1,75 de ancho”, acotó.