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Diario Extra Ecuador

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Cuatro oficios, un solo hombre

Oswaldo Ruiz conquistó los oficios que hoy practica en su adolescencia. Lo único que no alcanzó a ser fue marino mercante.

Tiene habilidad con el dibujo y luego de hacer sus bocetos, les da una mano con su aerógrafo.

Tiene habilidad con el dibujo y luego de hacer sus bocetos, les da una mano con su aerógrafo.Gerardo Menoscal

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Mis padres se separaron cuando yo tenía ocho meses de nacido. A mi mamá la vine a conocer cuando ya tenía 21 años”, apunta Oswaldo Ruiz, hoy de 32, mientras el portal de su negocio comienza a llenarse de motos como si fuera un parqueadero. Son sus clientes, que arriban cuando el reloj aún no ha dado las ocho de la mañana.

Ronny Macías necesita un corte básico. Quiere evitar que el maestro Ruiz le extienda uno de esos papelitos, en los que suele dar turno para varias horas más tarde o, incluso, para el próximo día, algo jamás visto por esos lares. “El pana sabe lo que hace”, comenta Ronny. “A los 18, quise embarcarme como marino mercante. Tenía que saber un oficio, ya fuera peluquería o sastrería. Me decidí por lo primero e hice 80 horas pedagógicas. Aun así, no pude entrar por una hernia discal”, aclara el estilista.

Los problemas familiares lo llevaron al hogar de sus abuelos maternos, en cuya casa descubrió que deseaba obedecer el llamado del arte. Dibujaba rostros tomados de revistas y hasta llegó a imaginar cómo sería el de su madre ausente...

Sin ser latin king, Édison Contreras pide reafirmar sobre su piel una corona que luce a un costado del cuello. “Lo del tatuaje lo aprendí viendo vídeos, leyendo, investigando por mi cuenta”, señala Oswaldo.

Aunque la vida lo había tratado con demasiada indiferencia, se lo tomó con calma, a la espera de un desquite: “Nunca fui peleón. Pero me encantaban las películas de Bruce Lee, mi ídolo de la niñez, y las de Jackie Chan después. Por eso, en cuanto tuve la oportunidad, quise meterme en una academia. Primero hice taekwondo tres meses, luego empecé con el box”.

Mientras pasa el trapo a sus 12 metales ganados, recuerda que al principio se le cerraron todas las puertas en esta última disciplina. El motivo: tenía ya 18 años y la edad máxima de los alumnos era 16. “En la Liga Deportiva Estudiantil me dieron la oportunidad con la consigna de que debía competir, no solo aprender”.

En San Carlos, Naranjal, donde vive desde hace siete años, hay varias muestras de su talento. El parque central de la parroquia está decorado con un mural suyo, la que fuera escuela de la licenciada Reina Quevedo también tiene varios personajes pintados por él en sus paredes, así como un bar-karaoke y dos guarderías, en una de las cuales Mickey Mouse y Tribilín bailan entre globos multicolores.

Lea la historia completa en la edición impresa de EXTRA.

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