Rosita agonizó en una esquina

Ariana Almeida Martínez, Quito.
“Es la Rosita”, gritó una de las vecinas cuando vio el cadáver de una trans femenina  en una de las esquinas de la Ferroviaria Baja, en el sur de Quito, que habría sido atacada a puñaladas.
Algunos moradores de la zona conocían a la fallecida, que aunque nació en el cuerpo de un hombre, se identificaba con el género femenino. Ella se dedicaba a lavar ropa ajena y ofrecía ese servicio entre los vecinos.
Carlos Taipe reside un par de casas más arriba de donde sucedió el crimen y jugaba fútbol con los amigos de la víctima. “Me decía: ‘vecino le dejo mi número, si tiene ropita sucia, se la lavo barato’. Tranquila era, muy fresca”, detalló.
Carlos no sabía bien lo sucedido. La mañana de ayer, una multitud lo obligó a detenerse en la calle y la “suerte que corrió la veci” le causó tristeza.

El crimen
Un sendero de sangre dejó la fallecida en su recorrido hacia la muerte. Consuelo Soto escuchó gritos en la calle e imaginó que se trataba de una pelea de ‘panas’. “La señora bajó cogiéndose el cuello, pero no sé más...”, precisó.