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¡No puede enderezarse por la osteoporosis!
Matilde Espinoza sufre además otras enfermedades, pero no se deja vencer. Necesita ayuda para llevar una vida más cómoda.

Se entretiene conversando con sus vecinos.
Doña Matilde Espinoza tiene un 70 % de discapacidad. Desde hace siete años, camina encorvada, casi doblada, después de que se inclinara para agarrar un objeto y no pudiera volver a enderezarse del todo nunca más.
Según su hija Clara, la adulta mayor, de 65 años, padece varias enfermedades: osteoporosis, parkinson y prolapso (caída, descenso o salida de un órgano o de una estructura anatómica). Ella la lleva constantemente a las consultas de los médicos, quienes le han recetado distintas medicaciones. Pero hasta el momento, Matilde cree que no está mejorando.
Al parecer, le han comentado que, debido a su edad, no es recomendable que se opere.
Su situación es tan delicada que corre el riesgo de no resistir y morir en el quirófano. Por eso Matilde prefiere no someterse a ninguna intervención quirúrgica.
A pesar de sus limitaciones, la adulta mayor camina varias cuadras todos los días. A veces tan solo sale para comprar en una tienda o visitar a sus vecinos.
Pero por ahora, sus piernas aguantan el envite. “Ella está bien porque come y trajina, pero sí le duelen la columna y las rodillas”, comenta su hija apenada.
INDEPENDIENTE
Matilde es madre de cuatro hijos, pero no suele obedecerles demasiado. Ella prefiere hacer las cosas a su manera. Quizás por eso no se ponga zapatos, aunque Clara se lo pida a menudo. Alega que tiene un uñero y que le duele.
No le gusta permanecer dentro de la vivienda, pero sí en el portal de la casa, donde pasa sentada la mayor parte del día. Le agrada ver a la gente pasar y conversar con los transeúntes, que la entretienen.
Además, Matilde sostiene que dentro de la vivienda siente mareos, mientras que fuera puede tomar el aire tranquila. “Cuando camino agachada me duele la columna. Quiero medicamentos para el dolor”, expresa.
Andar la mantiene activa, aunque a veces los moradores la miren sorprendidos.
Ella percibe que murmuran, pero no le importa.
En el pasado, se desempeñó como asistente doméstica, lavaba ropa y cocinaba. “Me encantaría recibir el bono solidario”, remata colmada de esperanza.
Una cama, un colchón y una silla
Clara, quien está a cargo de su progenitora, explica que su madre nació en Yaguachi, donde actualmente viven.
Ahora, Matilde necesita una cama, un colchón y un toldo, además de una silla de ruedas y ropa. Aunque hace unos años la Misión Manuela Espejo le donó una silla de ruedas, esta se dañó. Pero lo que más anhela es contar con ayuda de profesionales de la medicina de alguna casa hospitalaria o clínica. Espera que así pueda recibir tratamiento y mejorar su calidad de vida.
Así mismo, le hacen falta vitaminas, leche Ensure y pañales desechables de talla mediana.
Las personas que deseen colaborar con ella pueden llamar al 098-824-4309 o al 04-220-1100, extensión 2491, de diario EXTRA.