La situación vial en la parroquia La Puntilla, en el cantón Samborondón, se ha vuelto insostenible. Las largas filas de vehículos, los atascos interminables y las calles en reparación han convertido los traslados diarios en una pesadilla para los conductores. Habitantes y trabajadores del sector exigen al Municipio una intervención urgente ante el colapso vial.

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“Movilizarse es un infierno”: testimonios desesperados

Carlos Pinto, residente de El Tornero, describe con frustración su experiencia diaria: “Me atrevo a decir que, por las obras y porque hay demasiadas calles abiertas desde hace casi seis meses, movilizarse por La Puntilla es un infierno. Trabajo en el centro de Guayaquil y salir desde El Tornero, donde vivo, hasta el puente de la Unidad Nacional me está tomando 50 minutos. Treinta más de lo habitual. Es hartísimo”. 

Como él, decenas de ciudadanos denuncian que las obras inconclusas y la apertura simultánea de múltiples vías han empeorado una situación ya complicada.

Tres kilómetros, casi una hora: el colapso en cifras

Recorrer apenas tres kilómetros puede tomar hasta una hora en horas pico. Para Pinto, eso es inadmisible. “Es una pesadilla sin fin. ¿No se suponía que la situación iba a mejorar? Ahora el alcalde (Juan José Yúnez) dirá que no se avanza porque no hay asfalto en el país, por el problema con la Refinería de Esmeraldas (se reportaron daños tras el sismo de abril pasado). Pero ¿Qué está haciendo él para solucionar esto? ¿Está presionando a Petroecuador? ¿Ha enviado más agentes de tránsito? Yo veo pocos en toda la ruta, que cada día se torna más caótica. Ni los puentes de desfogue auxilian hoy”, cuestiona.

EXPRESO comprobó en dos recorridos recientes que el trayecto entre el kilómetro 10 y el puente de la Unidad Nacional puede tomar hasta dos horas y diez minutos en la mañana. La congestión también persiste por las noches, entre las 18:00 y 20:30.

A lo largo de la avenida Samborondón, el panorama es crítico. El congestionamiento se extiende desde Ciudad Celeste hasta los puentes que conectan con Guayaquil. Para los ciudadanos, la molestia no solo está en el tráfico, sino en la escasa comunicación oficial sobre los avances de las obras.

Agentes de tránsito: presencia insuficiente y criticada

Aunque durante el recorrido de este Diario se identificaron al menos diez agentes de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), los conductores aseguran que su presencia no mejora la circulación. “Los ves moviendo la mano, pero no ordenan el tránsito. Es como tener un semáforo. La mayoría está en zonas donde la señalética ya es clara. En horas pico no agilizan el paso, y cuando el tráfico baja, simplemente desaparecen. Ahí todos corren como locos. La avenida Samborondón se convierte en una pista. ¿Cuál es su función entonces? Si no van a facilitar los recorridos, que no estén. Y es que, a la final, da igual”, dijo Sonia Méndez, vecina de Ciudad Celeste.

Los puntos más congestionados están localizados en el kilómetro 1.5, el kilómetro 3 y el acceso al puente que conecta con Sauces, en Guayaquil.

Transporte público: la alternativa que nunca llega

Algunos ciudadanos, cansados de esperar, han optado por alternativas personales. Jaime Coral, ciclista residente, cambió su vehículo por la bicicleta para llegar a su oficina en la Kennedy, Guayaquil. “Entre la histeria y el agobio, la gente te lanza el carro encima o te pita sin razón. Yo mismo lo he hecho antes, porque me estreso. Pero zigzagueando, llego en la mitad del tiempo a Guayaquil. No estoy dispuesto a perder cuatro horas de mi día en un trancón. Eso no lo acepto. Solo me toca estar atento a que no me asalten. Eso me da más miedo que los carros”

“O Metrovía o rutas fluviales. Ya hagan algo, por favor. Si el servicio es adecuado, claro que me subiría. Muchos lo haríamos. En el primer mundo, empresarios, artistas y funcionarios se movilizan en Metro, caminando o en bici. ¿Por qué no podemos replicar esas acciones, esos proyectos? Solo necesitamos un servicio digno, seguro y eficiente. Pero eso no es prioridad, lamentablemente. No veo a las autoridades sentarse a hablar de ello”, aseguró.

Por su parte, Álvaro Castro pide que se impulsen soluciones regionales, no solo locales. “La gente intenta salir por todos los puentes, pero todos se atascan. Llevamos al menos siete años así, y cada vez el escenario es peor. El alcalde ha dicho que actúa con planificación y que busca corregir errores. Pero ¿Cuándo se verá reflejado ese cambio? Y lo más importante: ¿esas correcciones serán suficientes para oxigenar la vía? No. Eso es una quimera”

¿Dónde están las soluciones? Ciudadanía exige respuestas

EXPRESO solicitó una entrevista al Municipio de Samborondón para conocer qué medidas se están tomando. Desde el área de Comunicación se indicó que la solicitud será atendida el 11 de julio.

En declaraciones anteriores, el alcalde Juan José Yúnez ha mencionado que las obras buscan una transformación integral de la vía, con pasos a desnivel, ciclovías y el sistema de transporte Sambo Trolley. “Habrá orden, carriles bien definidos, espacios seguros y con sombra para ciclistas y peatones. Estamos trabajando bajo planificación. Queremos convertir a Samborondón en una ciudad sostenible, no en una ciudad dormitorio” 

Pero para los residentes, las promesas ya no son suficientes. "¿Se han reunido ya los alcaldes del Gran Guayaquil para solucionar esto? ¿Cuándo dejará Samborondón de estar atrapado en su propio tráfico?", preguntó Sandra Buenaño, residente de Entre Ríos.

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