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El Sangay, un vecino 'gruñón'

El coloso tuvo mayor actividad en los últimos días. Arrojó lava y ceniza. Además, la materia volcánica está causando problemas en comunas aledañas.

Volcán Sangay
El coloso tiene más actividad volcánica durante el atardecer y por las noches.ANGELO CHAMBA

Playas San Luis prácticamente ha desaparecido. Es como un pueblo sacado de una película apocalíptica. La escuela está destruida, el templo tiene un aspecto ‘diabólico’ y la cancha de baloncesto está cubierta por moho... las familias que habitaban en la localidad evacuaron por miedo a que el volcán Sangay siguiera “enojado”.

Un equipo de Diario EXTRA recorrió las comunidades aledañas al gran coloso para evidenciar los cambios que se generaron luego de una intensa actividad eruptiva durante la última semana.

Hubo deslizamientos de lava, pequeñas erupciones y emisión de ceniza. Además, una represa natural formada por los restos volcánicos, ubicada entre la confluencia de dos ríos, incrementó su tamaño y se ha vuelto más peligrosa.

‘MINI TSUNAMI’

La comunidad Wapú queda a 15 minutos del ingreso al Parque Nacional de Sangay, donde está el volcán. Sus habitantes dicen que están acostumbrados a los procesos eruptivos. Cuando Agustín Huambio, uno de ellos, se levanta por las madrugadas y camina hacia su finca suele notar que la ceniza cubre las plantaciones.

En esta pequeña población –conformada por 300 personas– en su mayoría de la cultura shuar, todavía existe la creencia de que este erupciona cuando se enoja. No saben explicar el porqué. Solo lo sienten.

Pero que el Sangay brame y expulse ceniza no es todo. Con su poder y lava, el coloso ha provocado inundaciones... A varios kilómetros con dirección al volcán se encuentra Playas San Luis. Un pueblo fantasma. Carlos Taisha y su familia fueron los últimos pobladores que evacuaron el lugar, la mañana del pasado jueves.

Ellos recogieron yucas, plátanos y papas chinas que sembraron en una tierra cerca de su vivienda. Seis de sus 12 hijos jugaron por última vez en las orillas del río Upano que están contaminadas por una capa gruesa de ceniza.

El hombre, de 60 años, contó que sus vecinos abandonaron el lugar por el miedo de morir ahogados por una fuerte corriente. Es ‘traicionero’, porque cuando lleva poca agua significa que se acerca algo grave, dicen. “Hace unas semanas el agua se desbordó y entró por el camino del pueblo. Murieron animales domésticos”, indica Taisha.

Esto se debe a la actividad volcánica del Sangay. Los flujos piroplásticos y la lava volcánica son arrastrados por el río Volcán y el Upano (en la ladera sur-oriental) hasta llegar a un punto donde se ha formado un dique de aproximadamente 30 metros de altura y 150 de ancho.

Según Franklin Galarza, alcalde del cantón Morona, cuando las lluvias de la Amazonía empujan a las aguas estancadas, la represa cede y el torrente fluye con bastante fuerza provocando estragos a su paso. Uno de ellos fue la invasión del río Upano en la localidad de San Luis.

Continuando con el trayecto para llegar al volcán se encuentra la población de Nueva Alianza, pero no se puede acceder a ella. El camino ya no existe. La fuerza de la última oleada de material volcánico mezclado con troncos y piedras gigantes desapareció la vía.

Carlos Tenecota es dueño de una finca cerca del sector y tiene 73 años. Cuenta que hace diez años ayudó a las autoridades para construir el camino que hoy ya no existe. Ahora las personas deben caminar hasta el volcán.

Más adelante aparece Julio Lojano. Su casa está a unos 20 kilómetros del Sangay. Por las noches escucha los bramidos. Pareciera como si algo se derrumbara. Desde allí se observa una grieta ‘infernal’ que se ha formado y por donde cae la lava. Desde un balcón donde vislumbra el coloso, el más sureño y más activo del país, Julio dice que corre peligro. Pero no huye. Permanecerá allí junto a su molesto vecino, del que muchos hablaron en esta semana.

Moradores de Sangay
Julio Lojano, de 72 años, comentó que por las noches el volcán 'ruge'.ANGELO CHAMBA
Polvo volcánico ‘cubre’ el cantón
​Ángel Rueda es un habitante de Alausí. Desde el pasado 9 de junio, cuando cayó ceniza del Sangay, el hombre, de 35 años, sale todos los días con su escoba para limpiar la entrada a su domicilio y la terraza.
La mañana del pasado viernes colaboró con sus vecinos en la limpieza de la calzada de su barrio.
Las autoridades del cantón recomendaron a la ciudadanía portar la mascarilla para evitar complicaciones en la salud. Rueda es comerciante de tubérculos y durante estos días ha paralizado sus actividades porque los terrenos de donde consigue el producto están cubiertos de ceniza.

"La ceniza
que cayó en Alausí perjudicó
mis cultivos de trigo y los de mis familiares"

Fuego silencioso
​Los datos del Instituto Geofísico indican que el proceso eruptivo del volcán Sangay comenzó el 7 de mayo de 2019. En estos últimos días, la actividad ha sido más frecuente.
La altura de la emisión del gas y ceniza alcanzó su pico entre 1,5 y 2,8 km sobre el nivel del cráter. El polvo volcánico se dirigió hacia las provincias de Chimborazo, Cañar, Bolívar, Guayas, Santa Elena, Tungurahua y Cotopaxi.
Desde Macas se pudo apreciar el deslizamiento de lava acompañado de unas pequeñas erupciones y la emisión de dos columnas de ceniza que llegaron más allá de 600 kilómetros desde la montaña.
Según el instituto, la actividad superficial del Sangay está caracterizada como alta con tendencia ascendente.