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Se comunica a través de lágrimas

Redacción Quito
Si alguien se acerca a la cama del hospital Eugenio Espero, de Quito, donde yace inmóvil y forrado de vendaje, Fernando Ruales llora. Las lágrimas son ahora su forma de comunicarse.
Ya han pasado ocho días desde que el hombre, de 62 años, fue quemado supuestamente por su pareja y el hijo de ella en Carapungo. Desde ese día está asilado en la casa de salud.
“Cuando me acerco, él llora. No puede hablar y mueve su mano para tratar de decirnos algo”, mencionó un hermano del herido, quien prefirió omitir su nombre por seguridad.
Para hoy está prevista su quinta intervención quirúrgica, en la cual los médicos le harán injertos en las áreas afectadas, tomando tejido de sus muslos y otras partes corporales.
Los galenos explicaron a los familiares que aún no saben cuánto tiempo deberá permanecer asilado, por la gravedad de sus quemaduras.