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¡Se derrumbó la venta de pescado!
Carlos Anchundia, Manta
Las ventas y los precios también se derrumbaron a la orilla del mar. Los pescadores de Manta se están ‘comiendo’ la camisa porque no hay clientes y deben vender cada pescado a mitad de precio.
“Un rabón (variedad de marisco) de 80 libras que antes lo vendíamos en 50 dólares, hoy tenemos que despacharlo en 30 porque no hay muchos compradores y para evitar que se nos quede, tenemos que entregarlo barato”, decía Ernesto Mero.
Lleva más de 15 años en esta actividad y es la primera vez que le ocurre esto. “Pero lo importante es que estamos vivos y nos volveremos a levantar de esta desgracia”, recalca, mientras lamenta la muerte de unos vecinos.
LO POCO QUE SE VENDE
Mero cuenta que lo poco que se vende se va fuera de la provincia manabita, porque en Manta los clientes han desaparecido por culpa del terremoto que destruyó la ciudad la noche del sábado 16 de abril.
“No hay restaurantes ni mercados en Manta y otras ciudades de Manabí, porque todo se perdió y eso hace que no haya mucha clientela. Además los compradores de afuera no vienen porque las vías están colapsadas”, comenta el mantense.
NO SALEN TODOS
Las embarcaciones no están saliendo todas porque no hay combustible y existe menos mano de obra.
Algunos pescadores no se reintegran a sus labores porque sus casas están dañadas y eso hace que exista poco personal a la orilla del mar, donde las ‘pangas’ reciben el producto para llevarlo a los clientes.
Los barcos que han llegado con pescado desde el domingo son aquellos que zarparon antes del terremoto.
“Existe falta de combustible, los bancos no atienden y por la falta de luz no hay hielo para ponerle a los pescados”, cuenta Luis Delgado, mientras espera a que las ‘pangas’ terminen de descargar los pescados.
LES APENA BOTAR EL TIBURÓN
Mero dice que las autoridades no les permiten pescar tiburones. Y eso hace que desechen esta variedad de pescado y los devuelvan al mar, cada vez que caen en las redes. “Por lo menos ahora deberían permitirnos que el pez martillo o más conocido como tiburón sea llevado a la mesa, hasta podríamos donarlo para que se alimente la gente que está en albergues, muchos tiburones caen en las redes, pero se los lanza otra vez al agua, porque si los traemos a la orilla nos sancionan”, agrega Mero.