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El secuestro 'migró' a Quito

Hay terror. Los más ‘paniqueados’ son los taxistas, perno no pueden dejar de trabajar.  La situación empeorará si no se actúa de inmediato.

Los profesionales del volante temen ser las próximas víctimas.
Los profesionales del volante temen ser las próximas víctimas.ANGELO CHAMBA

El incremento de secuestros en Quito no es solo una percepción de la ciudadanía, sino una realidad. Solo en reportes al ECU 911 se evidencia un incremento del 55 % en los casos. En 2022, entre el 1 de enero y el 14 de marzo, fueron generadas 29 alertas, mientras que en 2023, durante el mismo lapso, hubo 45, según información proporcionada por fuentes de la entidad.

Los datos evidencian que el sector con más avisos de emergencias fue el barrio San Juan, del centro de la urbe capitalina, y también que los hechos de este tipo no se concentran en un único sector, sino a lo largo de la ciudad (ver infografía). Y eso es lo que preocupa a los lugareños, pero aún más a los taxistas, formales e informales, quienes a diario recorren en búsqueda de carreras, sin saber quiénes se embarcarán en sus unidades.

Pablo, quien labora con una aplicación de taxismo ejecutivo, es un ciudadano español que encontró en esta plataforma una opción de generar ingresos luego de perder su trabajo en una empresa transnacional. Él está casado con una ecuatoriana, quien al enterarse de las nuevas modalidades de secuestro en la Carita de Dios, le ha pedido que deje esa actividad.

Sin embargo, él no puede hacerlo, hasta que se le presente una nueva oportunidad laboral, señala. Mientras tanto, debe convivir con mensajes y vídeos de raptos que sufren sus colegas, porque su amada, cada vez que recibe información de este tipo, se la reenvía por WhatsApp. Para él, si las cosas empeoran, regresaría a su país.

Pero esta no es una opción a la que todos pueden acceder, por falta de dinero y documentación, como ocurre con Luis, quien no se ve en una actividad diferente al taxismo, la que ahora la realiza con temor. Él sostiene que incluso las carreras en las zonas residenciales le asustan, porque ha conocido de colegas que han sufrido secuestros exprés en esas zonas y que luego han sido abandonados en carreteras o en áreas de quebradas.

“Ahora no están viendo si uno tiene plata o no, solo se lo llevan porque saben que por la vida de uno la familia puede conseguir, qué será, hasta unos 300 dólares. Y lo ven como negocio, porque en diez secuestros ya se hacen 3 mil. Se está volviendo todo muy peligroso”, menciona.

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Pedro, otro conductor, coincide con Luis y añade que por ocasiones ha pensado en colocar una cabina de protección, solo para él, pero luego recuerda que los delincuentes portan armas de fuego y que, ante eso, su única opción sería colocar un sistema blindado, que con su economía no podría pagar.

“Antes veíamos los toros de lejos. Ahora, vamos por el mismo camino de nuestros compañeros de gremio en Guayaquil. Ojalá y no lleguemos a los mismos niveles”, dice acongojado el profesional del volante.

En promedio, los reportes al ECU 911 reflejan que cada 38 horas se registra una alerta durante el período analizado, pero en redes sociales se publican casos a diario. Y no todos serían denunciados. Para tener un acercamiento a esa realidad, EXTRA solicitó a la Fiscalía información acerca de las denuncias asentadas, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

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Delincuentes buscan otras ciudades

Santiago Sánchez, abogado experto en Derecho Penal y Criminología, puntualiza que “los delitos como tal, migran”, porque hay grupos criminales que despliegan sus operaciones hacia diferentes lugares.

Señala, además, que en urbes como Guayaquil, donde hay un sinnúmero de delincuentes cometiendo fechorías, puede hacer que se sientan acorralados, por cualquier motivo, y decidan cambiar de ciudad a fin de seguir con sus actos delictivos. “Es por eso que tal vez en Quito no se veían tanto (secuestro) el año pasado, pero en vista de que está en su apogeo (este delito), ahora se está dando también”.

"El secuestro sigue en metamorfosis. Se empieza a notar, en algunos casos, que del secuestro comienzan a ir a otros delitos, como el abuso sexual, la violación”.Kléber Carrión, fundador de la Unase.

El jurista cree necesaria una reforma a la Constitución y al Código Orgánico Integral Penal (COIP), pero lamenta que si las autoridades siguen trabajando como hasta ahora, nada cambiará. Es por eso que -menciona- algunos jueces y fiscales terminan a merced de estas bandas. “La ciudadanía como tal está desprotegida y no hay confianza en la Policía ni en los operadores de justicia”, explica.

Para Kléber Carrión, fundador de la Unidad Antisecuestros y Extorsiones (Unase), esta actividad delictiva no es nueva, porque a su llegada al país se la llamaba “el carrusel de la fortuna (ver infografía), que luego tuvo su evolución”. A él le preocupa que la capacidad operativa de la Unase empiece a desbordarse, pues por tantos casos llegará el momento en que no se dé abasto, al igual que ocurre con otras unidades de la institución.

De qué sirve plantear reformas si desde el Ejecutivo no vemos que hagan algo por mejorar la situación. Y el Legislativo se lava las manos y hace absolutamente nada”.Santiago Sánchez, abogado.

Sin precisar números, indica que “el 3,7 % ha bajado ya la efectividad (...). Es grave. Parecería poco, pero no lo es”.

Dato: Las identidades de los ciudadanos han sido protegidas como medida de seguridad, pues algunos temen opinar libremente de esta situación.

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