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¡Abuelita y nieto, juntos a la tumba!
El hombre, sospechoso de asesinar a su familiar, el pasado miércoles, tenía el 36 por ciento de discapacidad intelectual. Ambos cadáveres serán enterrados en San Antonio de Olmedo, Cayambe.

Familiares de los dos fallecidos lamentaban los hechos en los exteriores de la morgue.
Los abrazos aliviaban por un momento el dolor de la tragedia. Ayer, las personas que se regalaban ese consuelo estaban en el hospital Raúl Maldonado Mejía, en Cayambe, en donde se encontraban los cadáveres de Segunda Cacuango y Luis René Quilo.
La mujer, de 85 años, era abuela del hombre, de 22, quien la habría asesinado utilizando un azadón. Luego de ello, Quilo supuestamente se tomó un fungicida que terminó con su vida.
El caso espeluznó a la comunidad de San Antonio de Olmedo, zona en la que vivía la señora de la tercera edad. El percance ocurrió la mañana del pasado miércoles.
Los familiares de ambos conversaban en sigilo, mientras el médico legista realizaba las autopsias en la pequeña morgue de la casa de salud. Por un instante, el silencio reinó en el diálogo de los parientes, quienes no querían hacer público el hecho.
“No queremos entrevistas”, reclamaron las personas entristecidas. El grupo se paró cerca del anfiteatro, cuya puerta estaba cerrada durante la diligencia médica.
Pero Eliécer Quilo, tío del sospechoso e hijo de Segunda, rompió el escepticismo para dar detalles del hallazgo de Segunda. “Mi mamacita tenía la cabeza destrozada”, confirmó el consternado pariente.
Las graves heridas fueron causadas por el instrumento de agricultura que ella guardaba en su casa. La víctima fue localizada dentro del inmueble, cuyas paredes son de adobe, cubiertas por un techo de teja.
Estaba boca abajo y su cráneo fue sumamente afectado por el ataque. Doña Segunda fue localizada, la mañana del 14 de septiembre. Esa fecha, su nieto se dirigió hasta la vivienda de sus padres y allí confesó que la mujer había muerto, comentó Quilo.
Tenía discapacidad
Dos ataúdes fueron llevados al interior del hospital cayambeño. Las mujeres lloraban al mirar la dolorosa escena y los hombres las consolaban. Los féretros fueron colocados en el piso, hasta que los cadáveres fueran retirados de la inspección forense.
“Pienso que el joven entró sin permiso donde mi mamá. Cuando ella vio, ocurrió todo, pero nada está confirmado”, relató Eliécer, quien tenía su rostro pálido y hablaba pausadamente. Junto a él se paró Manuel, padre del fallecido e hijo de doña Segunda.
El hombre contó que su vástago no podía hablar, debido al 36 por ciento de discapacidad intelectual que padecía. “Él no podía trabajar por eso. Ninguna finca lo quería contratar y yo lo tenía en la casa, cuidando los animales y los cultivos”, explicó el progenitor del sospechoso muerto.
El ser querido indicó que el muchacho no era problemático. A él le gustaba mirar vídeos musicales en la Internet y durante las fiestas de la localidad le fascinaba bailar. “Lo malo es que tenía malas amistades”, aseveró Quilo, quien se cubría del sol con una gorra estilo militar.
El incidente
El martes pasado, Luis René salió a pescar. Sin embargo, llegó a las 00:30 del miércoles, con la ropa mojada y con aliento a licor, señala la información policial. Alrededor de las 06:00, el sujeto hizo la confesión, pero también dijo que se había tomado un fungicida. “Mi esposa le había dado agua, pero luego lo llevamos al hospital”, contó Manuel, quien labora como guardia de seguridad.
En la casa de salud solamente se confirmó el deceso. Entre tanto, los policías hicieron el levantamiento del cadáver de Segunda. En la escena, se encontraba el azadón y también se logró recoger el fungicida que ingirió Quilo.
Tenía problemas con la abuela
Manuel admitió que su madre siempre regañaba a su nieto. “Ella le decía que era un vago y que debía salir a trabajar”, precisó el pariente. Luis René tenía la costumbre de pedirle dinero a su abuelita, pero ella no siempre accedía. Por ello, aparentemente “él tenía un resentimiento”, contó don Manuel, acerca de esa relación que tenía su madre y su hijo.
Por ahora, los parientes lo único que quieren es que doña Segunda y su nieto descansen en paz. Ayer fueron trasladados hasta Olmedo, en donde serán velados y sepultados juntos.