Manuel Carreño viajó desde La Concordia, en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, hasta uno de los recintos electorales del sur de Quito, para ejercer su derecho al voto.

El hombre llegó a las 07:00 de este 5 de febrero, sufragó y luego se fue a desayunar a la casa de su primo. Este le regaló un gallo y le recomendó que cambie de dirección para que no se pegue tremendo viaje. Carreño aseguró que hace pocos días se acordó que ayer eran elecciones y “no alcancé a cambiar la dirección de mi recinto”.

Ahora, el hombre piensa qué hará con el plumífero. No sabe si convertirlo en gallo de pelea o hacer un caldo con este.

Cerca de él, en la fila de personas que llegaban a la capital, estaba Fabián Villacís, otro ciudadano que se olvidó cambiar de recinto. El hombre llegaba desde El Carmen, provincia de Manabí, y confesó que antes vivía en la capital y se olvidó de cambiar la dirección para votar en la ciudad donde actualmente radica. “Por lo menos salí a distraerme”.

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Los hermanos Changotaxi se pegaron un viaje de más de seis horas desde La Troncal, donde trabajan, hasta la capital para la cita democrática por las elecciones electorales. Primero hicieron una parada en Pujilí, Cotopaxi, donde sufragó Edwin. Luego avanzaron a Quito para que Álex lo haga. Ambos dicen que no cambian de recinto porque las votaciones les permiten viajar y pasar juntos.

Cerca de ellos estaba Andrea. Ella aprovechó su viaje desde Alóag hacia Quito para votar y comprar alimentos. Sin embargo, no creyó que al momento del regreso se iba a demorar en la terminal terrestre de Quitumbe y se le enfrió el almuerzo que llevaba.