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Tanatopraxia, el oficio que embellece a la muerte

La profesión que prepara a los cadáveres para su despedida aún no es reconocida como una carrera en Ecuador

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Adrián Morales, tanatopractor hace 6 años, se alista para embalsamar a un cadáver.JUAN FAUSTOS SANDOVAL

Carlos León, guayaquileño de 36 años, recuerda la delicadeza con la que sus dedos trataron la piel inerte de su hermano menor, tal como cuando eran niños y ayudaba a bañarlo. En esa madrugada repitió el ritual de limpieza, pero esta vez con su cadáver. Lo rememora con una mezcla de dolor y valentía, la experiencia más triste que palpó en sus 15 años en la tanatopraxia, el arte de maquillar a la muerte.

A sus 16 años, la sala fría de la extinta morgue de la Comisión de Tránsito fue su primer encuentro con la ‘huesuda’. Aunque se encargaba de guardar los cadáveres en los féretros, jamás pensó que en unos cuantos años sería él quien los formolizaría y maquillaría

“Yo tenía miedo, luego le fui cogiendo amor, hasta ahorita que ya trabajo en la tanatopraxia”, aclara mientras muestra el bisturí, aguja quirúrgica e hilo que emplea para diseccionar el muslo del cadáver, donde drenará la sangre desde la vena aorta para luego introducir el formol y que el cuerpo perdure las horas de velación. 

¿EN QUÉ CONSISTE LA TANATOPRAXIA?

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Carlos León enseña los instrumentos que utiliza para preparar los cadáveres.amelia andrade

La palabra tanatopraxia proviene del griego thanatos (significa muerte) y se basa en “técnicas para higienizar, conservar y cuidar la estética del cadáver para su velación”, explica Homero Ramírez, exdirector de la Escuela Sociología de la Universidad de Guayaquil.

Esta práctica data desde el comienzo de la humanidad. Los rituales se fueron adaptando acorde a las distintas culturas y creencias. “La muerte siempre ha tenido una explicación determinada, esto ha hecho que cada civilización cree protocolos o formas de tratar a sus muertos”, agrega Ramírez.

“Yo intento que en todos mis trabajos la persona parezca estar dormida y que su familia pueda darle una despedida con ese recuerdo”, recalca León señalando los diferentes frascos de maquillaje que utiliza para su trabajo. Base líquida, rubor en polvo, paleta de sombras y labial son los instrumentos que embellecen a la muerte.

En Latinoamérica como parte de un rito mortuorio maquillan y visten al cadáver para que de la impresión de que está reposando y “evitarse el trauma de ver a su familiar o ser querido muerto”, amplía Ramírez.

Sin embargo, tras el covid-19 la tradición tuvo un quebranto.  Durante el sombrío pico de la pandemia que sufrió la población, Adrián Morales, embalsamador de 27 años, revela haber temido por su salud porque desconocía si los cuerpos que llegaban a la funeraria en la que labora tenía el virus.

El riesgo de contagio para el personal de funerarias era muy elevado, por lo que, desde marzo de 2020, el Ministerio de Salud Pública (MSP) dispuso que los cadáveres que dieron positivo al virus debían ser embalados y enviados a cremar. 

Además, ordenó lo siguiente:

  • Bolsa para embalaje de cadáver, con cremallera (cierre), a prueba de derrames de fluidos biológicos y exposición a olores, resistente a la humedad, impermeable.
  • Sábana o tela anti fluido que cubre la cama.
  • Desinfectante de uso hospitalario o solución de hipoclorito sódico al 0.5%; la preparación se realiza con la mezcla de 1 parte de cloro comercial al 5% más 9 partes de agua.
  • Cinta de embalaje.
  • Cinchos de seguridad.

UNA PROFESIÓN NO RECONOCIDA EN ECUADOR

Morales aprendió a lidiar con la muerte de forma empírica y a través de un tanatopractor veterano. En Ecuador no existe una carrera que prepare académicamente en esta práctica, pese a que lo han solicitado a las autoridades, según los entrevistados. La única vía que tienen para adquirir mayor conocimiento en el tema es en otros países como México o recibiendo cursos esporádicos que brindan cementerios de Guayaquil.

“La mayoría aprendió trabajando en una funeraria o son licenciados en enfermería”, expresa John Jairo Acevedo, dueño de la funeraria Paz y Esperanza. Comenta que, junto a otros propietarios intentaron crear una asociación luego de que la que había se disolviera, pero por el momento no han podido crearla. Este medio intentó comunicarse con dicho organismo y no tuvo respuesta.