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El acusado fue trasladado a la Fiscalía de La Merced, en el centro porteño, para las pericias legales.Christian Vinueza

¡Taxista la obligó a sexo oral!

Universitaria dijo que tenía VIH para que sujeto no la violara. Sospechoso fue rastreado y detenido para investigaciones, en Guayaquil. La víctima lo reconoció durante una pericia en la cámara de Gesell.

Karina (identidad protegida) acababa de salir de la casa de una amiga, en la ciudadela Alborada, del norte de Guayaquil, porque el taxi que la llevaría a su vivienda supuestamente había llegado.

El conductor, con un teléfono a un costado del rostro, fingió que hacía una llamada, le hizo de luces y con una mano le envió señales para que se embarcara, pero en realidad ese no era el vehículo asignado para su carrera.

El sujeto la llevó a alta velocidad hasta Pascuales, por la avenida Francisco de Orellana, donde se detuvo para amedrentarla con un arma de fuego y decirle que la mataría si ella no le practicaba sexo oral.

Estos detalles fueron confirmados ayer por el fiscal de la Unidad de Violencia de Género, César Suárez Pilay, quien la tarde anterior detuvo a un sospechoso.

El funcionario explicó que se localizó al individuo porque también trabaja con la misma plataforma de taxis a la que Karina pidió el servicio.

“Con el número telefónico y por rastreo de su señal llegamos a ubicarlo. Al parecer, por la misma aplicación vio que la joven quería una carrera y se le adelantó al otro taxista. Eso es lo que estamos investigando”, precisó el operador de justicia.

La víctima tiene 21 años y es estudiante de Medicina. El hecho se suscitó el pasado 23 de octubre y ella denunció a pesar de que el individuo amenazó con quitarle la vida si lo hacía.

“Mientras conducía me obligó a hacerle sexo oral. Y me introdujo sus manos en mis genitales, pero no siguió porque en ese instante le dije que era portadora del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y que además tenía herpes. Eso me inventé para que me dejara”, rememoró la joven.

Y fue después de eso que el sujeto la abandonó en un parque de la ciudadela Guayacanes, en el norte porteño.

Para confirmar si había indicios en contra del sospechoso, se lo llevó a una cámara de Gesell. Esta es una habitación dividida por un espejo y en cuya parte posterior se coloca la víctima, que observa al detenido junto a otros nueve hombres de similares características, para que ella señale a quién reconoce.

En la diligencia, señaló sin titubear al aprehendido, un joven de origen venezolano, quien negaba haber cometido el hecho. Su cónyuge y un primo también acudieron al sitio. Ellos también sostenían que su pariente no tenía nada que ver y que lo iban a demostrar.