Exclusivo
Actualidad

¡Temblor los hizo salir ‘soplados’!

Stalin Carrión Martínez, Guayaquil
Cuando sintieron que el edificio se ‘hamaqueaba’, pensaron en correr. Esperaban que los jefes de las brigadas de emergencia que hay en cada piso los guiaran, pero ellos fueron los primeros en salir ‘soplados’. Al menos eso ocurrió donde labora Gabriel Luna, cerca del parque de La Merced, en el centro de Guayaquil.
Eran las 08:26 de ayer y la tierra había vuelto a temblar, pero no era una réplica más relacionada al terremoto del pasado sábado, sino un sismo aislado, cuyo epicentro fue en el mar, entre Posorja y la isla Puná, localidades rurales del Puerto Principal. La sacudida tuvo una magnitud de 5.2 grados en la escala de Richter, con 13 kilómetros de profundidad.
Luna, quien estaba junto a otros colegas cerca de un poste, reconoció que en su lugar de trabajo no han tenido la preparación suficiente y por eso todos corrieron a esa plaza, pese a que está rodeada de grandes estructuras que podrían colapsar en caso de un seísmo más fuerte. Él comentó que es bombero voluntario y que hablaría con sus jefes para buscar una verdadera zona segura y trazar una ruta de evacuación.
El ambiente en el sitio era de nerviosismo. Algunos observaban de pie las edificaciones a su alrededor, luego se sentaban y volvían a levantar la cabeza. Y lo repetían, como si estuvieran programados para hacerlo. Otros comentaban que aún sentían temor y no querían regresar a sus lugares de trabajo.
En cambio, en el caso de Rodrigo Robles, quien labora en una entidad del Estado, en 9 de Octubre y Pedro Carbo, se podía percibir la tranquilidad que había en él. El funcionario comentó que su despacho está en un primer piso, pero no le hubiera importado estar en el sexto o séptimo, porque los guardias de su institución están preparados y sacaron a todos los empleados de manera rápida y en orden.
Para ellos es más sencillo, señaló, porque están a menos de treinta metros de la Plaza Rocafuerte, una zona segura a mayor distancia de los edificios. Ayer, ese fue el punto de concentración para la mayoría de las personas que salieron corriendo de sus trabajos. También en la Plaza de la Administración se observaron hombres y mujeres que llegaban asustados, pero en menor cantidad.
Cecilia Madrid, quien vende periódicos en la calle Pichincha, no se retiró de su puesto porque sus clientes no dejaron de llegar, pero uno de ellos resultó lastimado cuando un pequeño pedazo de cemento se desprendió de una casa y le cayó en el brazo, pero no fue nada de gravedad. Una hora después del temblor, los porteños empezaron a regresar a sus labores. La calma había vuelto.

 

En Puná corren a la cancha más grande
La recomendación de evacuación que tienen los habitantes de Puná es correr a la cancha más grande que tengan en la zona, para saber que todos están bien, según se detalla en un comunicado del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de la isla.
En el escrito también se precisa que preliminarmente hubo daños en dos viviendas: una colapsó en Puerto Salinas, en el Golfo, y otra a la que se le cayeron las paredes, en Puerto Alegre.
En un informe del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, se detalla que el evento sísmico fue sentido en localidades de las provincias del Guayas,El Oro, Bolívar, Pichincha, Azuay, Loja y Zamora Chinchipe.
Además, se precisó que no tuvo “relación con el terremoto producido el pasado sábado 16 de abril de 2016”.

No respetan cintas
En la urbe porteña, muchos transeúntes no respetan las cintas de seguridad colocadas en las zonas de riesgo. Prefieren pasar por debajo o levantarlas para evitar caminar un par de metros más.