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Diario Extra Ecuador

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“Tengo fe de que algún día se levantará”

Tras someterse a una cirugía, una joven salió con “daños cerebrales” de una clínica situada en el sur de Quito.

Manuel carga a Eva, ya que ella no puede caminar, y generalmente utiliza una silla de ruedas para desplazarse.

Manuel carga a Eva, ya que ella no puede caminar, y generalmente utiliza una silla de ruedas para desplazarse.Fotos: Ángelo Chamba

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Redacción Quito (I)

Eva Ibarra pesaba 60 kilos antes de que sufriera graves “daños cerebrales”. Ahora apenas alcanza las 70 libras, luce delgada, casi ni se mueve y su piel parece adherida a los huesos.

No sonríe, a pesar de que su esposo, Manuel Gómez, la mima. Mira fijamente a su alrededor, como si intentara decir algo, pero no puede. Su situación no se lo permite y se desespera, se agita, se desvanece entre los brazos de él.

La mujer, de 33 años, se sometió a una simpatectomía el 10 de septiembre de 2015, una cirugía que supuestamente iba a terminar con la sudoración excesiva que tenía en sus manos (hiperhidrosis).

Sin embargo, la operación, que según Gómez estaba a cargo del galeno de cabecera de la afectada, no resultó como ella y su familia esperaban.

En el quirófano de una clínica, ubicada en el sur de Quito, Eva presuntamente sufrió un paro cardiorrespiratorio, y los médicos que la atendían tuvieron que reanimarla.

A partir de ese momento, su vida dio un giro. “Entró caminando (...) y salió en coma”, dice Manuel mientras carga a la señora para subirla en un carro, ya que los “daños cerebrales” a los que fue expuesta no la dejan caminar y, mucho menos, valerse por sí misma.

En la casa, Eva descansa en el sillón de la sala durante las mañanas, pero en las noches la acuestan en una cama para que pueda dormir. Sin embargo, las madrugadas se vuelven tortuosas para ella, pues el dolor en su cuerpo la atormenta.

Se alimenta a través de una especie de sonda. Su marido, con quien lleva nueve años casada, le suministra suplementos alimenticios, vitaminas, y saca fuerzas para continuar con la batalla.

La abogada de la familia, Astrid Villalba, califica este hecho como una supuesta “negligencia médica”, que fue denunciada en la Fiscalía y, por el momento, se encuentra en investigación previa.

Entre tanto, allegados de Eva luchan para conseguir dinero para la rehabilitación física y de lenguaje que ella requiere diariamente.

“Tengo fe en Dios de que algún día se levantará”, señala su esposo mientras intenta conversar con la mujer, quien rápidamente balbucea algunas palabras. “Bien”, responde cuando Manuel le pregunta cómo se siente, a pesar de que la afirmación no es cierta.

“Lloramos día y noche... Teníamos planeado tener otro hijo”, manifiesta el hombre antes de desmoronarse. Sabe que ahora esa posibilidad es muy remota, y que quizá nunca llegue, pero no pierde la esperanza, y trata de equilibrar el amor que guarda para su esposa y su hija, menor de edad, quien llora al ver a su madre en esa condición.

Villalba detalla que espera que haya un responsable, pues existe una denuncia por lesiones de por medio y además, considera que debe haber una indemnización.

“Debe entender que hay un riesgo”

“Cuando un paciente va a ser intervenido quirúrgicamente, debe entender que hay un riesgo, el cual es parte de la cirugía. Cuando el médico da su prestación, esta es de medios, no de resultados”, advierte Carlos Pazmiño, galeno y abogado de la clínica en la que ocurrió el incidente.

Agrega que el “resultado siempre tiene un alias... Es decir, que hay la posibilidad de que no sea el que realmente buscamos”. Él asegura que eso consta en el consentimiento informado que firmó la paciente al momento del ingreso, en el que incluso se señala que podía ocurrir la muerte o un paro cardiaco, ya que la cirugía en la que fue intervenida tenía ese riesgo.

Sin embargo, la familia de la joven aduce que fue una supuesta mala práctica profesional. “Estamos en una investigación para determinar si hay los elementos suficientes para iniciar la instrucción fiscal o no... Por ende, la información es reservada, por ello ruego obviar nombres”, alega Pazmiño.

También indica que los médicos que operaron a Eva son profesionales y tienen sus títulos debidamente registrados.

Quienes deseen ayudar a Eva pueden llamar al teléfono 098-841-0805. (ER)

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