Una nueva ‘advertencia’ ha llegado a la zona de los taxirrutas, en el centro de Guayaquil, y el miedo a causa del papel sospechoso ha invadido otra vez a los transeúntes de la zona luego de que dos transportistas, de diferentes cooperativas, fueron asesinados en ese sector por supuesta extorsión.

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En medio del bullicio y el vaivén de los ciudadanos que a diario transitan por allí se encuentra el terror ante algún ataque armado indiscriminado que cobre la vida de una persona transformándola en una víctima colateral. "Sí, da un poco de temor caminar por aquí al saber que los han amenazado y que han cumplido", dice un peatón en referencia a los dos crímenes. 

No obstante, otros más, al menos 20 personas entre hombres y mujeres, esperaban una unidad de las que se estacionan en uno de los costados del parque Centenario, lugar icónico de la urbe porteña, en la tarde y noche del lunes 30 de junio. Allí, los recorridos que se dirigen al sur, al norte y hasta Durán, recogen pasajeros. 

"Aunque no parezca, ha bajado en un 30% la afluencia de usuarios. Nos estamos demorando hasta 15 minutos en llenar un carro cuando antes lo que esperaban era que llegara el auto para subirse (los pasajeros) y partir", menciona una de las coordinadoras de estas rutas. 

¿Cuál fue la última amenaza que han recibido?

Pero, todo esto tiene una razón de 'peso': según el testimonio protegido de uno de los colaboradores de estas compañías, un mensaje, que era un panfleto de ‘vacuna’, fue dirigido a un local de juegos de azar situado en la calle Vélez, entre Pedro Moncayo y Lorenzo de Garaycoa, pero afecta a todos los que trabajan en esa zona. 

“El domingo les dejaron un papel a los chicos de Lotería; y a nosotros, en cambio, la semana pasada. Es decir, aquí nadie está exento de ser el blanco de algún tiro o balacera”, menciona esta fuente. 

Esta persona, quien debido al temor ni siquiera quiere ser identificada, revela que deben trabajar por necesidad “como la mayoría de la gente”, pero que han optado por retirarse antes de las 21:00, su horario de cierre hasta hace pocas semanas. 

Por otra parte, uno de los taxistas de otra de las cooperativas que allí brindan servicios agradece a Dios que, hasta el cierre de esta edición, no han llegado intimidaciones o amenazas y que han podido laborar sin ningún contratiempo. 

La necesidad ya no movería a los ciudadanos

“A pesar de que estamos en la misma calle (Vélez, entre 6 de Marzo y Lorenzo de Garaycoa) aún nos encontramos en paz. A pesar de eso, salimos a trabajar por necesidad, pero llegará un momento en el que ni el deseo de mantener bien a nuestras familias nos hará mover. La seguridad está primero”, insiste. 

Por otra parte, los horarios de trabajo sí se han modificado a causa de las repetidas intimidaciones: las últimas unidades ya no salen a las 21:00 sino, al menos, una hora antes. “Cualquier cosa ayuda, hay que estar pendientes todo el tiempo”, dice una de las trabajadoras de estas compañías de movilización.

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