Actualidad
Tres ‘pepazos’ acabaron con capitán de la CTE

Anny Bazán, Guayaquil
Estaba a pocos días de convertirse en padre por segunda ocasión y hace tres meses había logrado el ascenso al grado de capitán de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Según el papá de Jairon Aníbal Prado Vélez, la muerte le llegó cuando este estaba feliz de lo que había conseguido.
Aproximadamente a las 13:20 de ayer, Prado Vélez, de 34 años, fue asesinado de tres tiros, dos en la espalda y uno en la cabeza. Según su padre, José Padro, el capitán salió a las 12:30 de su casa, ubicada en las calles Pedro Castro Navas y Amazonas, en el cantón Palestina. El uniformado se dirigía hasta su lugar de trabajo en la Delegación Urbana 5 de la CTE, en la avenida Juan Tanca Marengo, al norte de Guayaquil.
Según información de un testigo, Prado bajó de su vehículo, una camioneta Chevrolet, doble cabina negra, e iba a ingresar a la institución de tránsito, cuando fue interceptado por dos hombres, quienes iban a bordo de una motocicleta. El testigo añadió que los motorizados tenían rato merodeando el lugar.
“Uno de los motorizados se baja, mientras que el otro lo espera, con la moto encendida. El hombre dispara por varias ocasiones, pero cuanto intenta subir a la motocicleta, al parecer se resbala. En ese momento comenzó a disparar como loco, uno de los balazos le cayó al señor que manejaba una montacargas”, explicó el ciudadano.
El informante manifestó que al parecer la segunda víctima, quien fue identificada por sus familiares como Cruz Santos Salazar Torres, de 57 años, habría bajado de su vehículo de trabajo supuestamente con la intención de obstaculizar la huida de los maleantes, pero fue herido en el pecho.
Según el testigo, los tipos que iban en la motocicleta tenían rato merodeando el sector “como si lo estuvieran esperando, porque fueron directo a él”, dijo.
Un oficial de la CTE, que se encontraba dentro de la delegación donde fue asesinado su compañero de labores, informó que nunca se escucharon las detonaciones del arma de fuego, por lo que presume que usaron silenciador.
“La voz de alarma la dio una comerciante que se encontraba cerca del lugar. La señora se puso a gritar ‘¡lo mataron, lo mataron!’ y todos salimos a ver lo que había ocurrido”, sostuvo el uniformado.
Los cuerpos, tanto del capitán como del operador, quedaron tendidos en el piso a más de doscientos metros uno del otro. Al lugar llegaron personal de Criminalística y de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) para buscar indicios que ayuden a dar con los causantes de los asesinatos al estilo sicariato.
Familiares de los fallecidos llegaron al lugar para conocer lo que había ocurrido con sus seres queridos. Johanna Salazar, hija del Cruz Santos, cuyo cadáver aún estaba en el lugar donde fue asesinado, gritaba desconsolada: “¡Qué le pasó a mi papá, por qué lo mataron!”. La mujer fue consolada por otro de los deudos.
Llevaba $ 4.000
En medio del dolor que lo embargaba por el asesinato de su hijo, José Aníbal Prado, padre del capitán, comentó que su hijo salió de Palestina con cuatro mil dólares que debía depositar en una agencia bancaria.
El dinero era producto del negocio de la familia. “Nosotros somos comerciantes de arroz y maíz y ese dinero era para una persona de la Sierra. El dinero nunca lo sacó permanecía en la camioneta”, comentó Prado.
El señor expresó que Jairon almorzó rápido porque se le hacía tarde para llegar a su trabajo. “Anoche durmió en mi casa, a veces se quedaba con nosotros, porque en Guayaquil tenía otra mujer. La señora se encuentra embarazada”, expresó José.
Él contó que ellos se enteraron de lo ocurrido a las 14:00 cuando un amigo de la víctima lo llamó para decirle que habría sufrido un accidente. Cinco minutos después, el mismo compañero le informó que su hijo habría sido asesinado.
“En ese momento nos dirigimos a Guayaquil para averiguar que había ocurrido, para encontrarme con el cuadro de mi hijo tendido en la calzada. La Policía nos informó que dos sujetos en moto le dispararon. Le dieron tres tiros”, expresó el progenitor mientras asentaba la denuncia en la Unidad de Delitos Flagrantes de la Fiscalía del Guayas.
El señor expresó que los restos de del tercero de sus cinco hijos y quien tenía una niña de 12 años, serán velados en Palestina, su tierra natal.
En el lugar equivocado
Lorenzo Salazar mencionó que su padre Cruz Santos, estuvo en el lugar equivocado “mi padre no se la daba de héroe, él le huía a los problemas. Era un hombre tranquilo y trabajado. Tenía más de dos años trabajando en ese lugar.
Los restos de Salazar, quien tenía tres hijos, son velados en su vivienda localizada el la cooperativa Eloy Alfaro, en el sur de Guayaquil.