Segundo Chacón, de 87 años, recorría solo por las calles de la parroquia de Tumbaco. Sus amigos del mercado que frecuentaba lo admiraban y lo conocían como don ‘Chaconcito’. Su muerte, ocurrida la mañana de este 25 de septiembre, les causó mucha nostalgia, pues a menudo el hombre, quien vivía en el sector de Rumihuaico, iba hasta ese lugar, ya que le gustaba jugar baraja, especialmente los domingos.

El adulto mayor perdió la vida, luego de que un bus interparroquial, que circulaba en dirección a Quito por la avenida Oswaldo Guayasamín, lo atropellara.

El cadáver quedó tendido en la calle, mientras los transeúntes desesperados pedían que alguien llamara a una ambulancia, para que los paramédicos prestaran los primeros auxilios. Pero cuando los socorristas arribaron al sitio no pudieron hacer nada, puesto que la víctima había fallecido.

Después de unos minutos del trágico incidente, el llanto y dolor se hizo presente en el lugar. Los familiares de don Segundo se enteraron y enseguida llegaron. Fue una escena dolorosa, ya que el ser querido estaba sin vida en medio de un charco de sangre. A pocos metros estaba el pesado automotor que habría ocasionado el incidente.

Poco a poco fueron arribando los allegados, entre ellos los nietos y nietas, quienes no querían separarse del cuerpo del abuelito. Sentados en la calzada, no pararon de derramar lágrimas. Miraban el trabajo que realizaban los investigadores de Tránsito y pedían justicia.

Minutos después llegó la ambulancia de Medicina Legal, para trasladar al fallecido a la morgue. “Abuelito, por qué nos dejas, no te vayas”, decían sis familiares.

Piden un puente peatonal

Moradores del sector y las personas que tienen sus negocios en el mercado de Tumbaco indicaron que se debería construir un puente peatonal, para que no ocurran más atropellos y muertes.

“La avenida es muy transitada, especialmente en los días de feria, los vehículos circulan a exceso de velocidad y causan accidentes, por lo que es necesario un puente elevado”, manifestó uno de los comerciantes.

Por su parte, Segundo Vega, habitante de la parroquia, pidió que haya mayor control de los Agentes de Tránsito, porque los conductores de los automotores pesados y livianos circulan a exceso de velocidad. “Ponen en peligro la vida de la ciudadanía, sin respetar que sean adultos, ancianos o niños”, concluyó.