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¡Pileta de Urdesa, la ‘piscina pública’ de varios niños en la noche!
Trabajan en las calles y en las noches llegan al sitio para darse un chapuzón. La policía suele retirarlos del lugar, por su seguridad.
Jean Carlos, Jordan y Cristopher comparten algunas cosas en común: son amigos, tienen 13 años, trabajan en las calles y al anochecer llegan con prisa hacia la pileta ubicada en la avenida Kennedy, en el ingreso a la ciudadela Urdesa, para disfrutar de un baño.
“Es bonito y lo hacemos para refrescarnos”, resalta Jean Carlos, mientras sus compañeros lo instan a realizar una competencia de natación en la improvisada piscina, de cerca de seis metros de extensión. Según los menores, solo en tres ocasiones han entrado a la pileta. Allí algunos conductores y visitantes de la Plaza Guayarte, ubicada en las cercanías, se sorprendieron por las acrobacias y juegos que ejecutaban los menores.
Sin embargo, otros transeúntes se muestran preocupados por algún accidente que les pueda ocurrir. Uno de ellos es Segundo Ochoa, quien al acceder junto a su nieta al recinto gastronómico y cultural lamenta la falta de vigilancia en el sitio. “Jamás había visto a niños allí. Esa agua no está en buenas condiciones, puede haber bacterias”, dice.
No obstante, los menores no miden los riesgos con tal de mojarse. Jordan, el más bajo de estatura, cuenta que a las 20:00 llega al sitio junto a sus amigos, tras terminar su jornada de labores, y que solo permanecen allí una hora.
Él realiza malabares junto a Cristopher, mientras que Jean Carlos limpia vidrios a los automotores que circulan en la avenida del Bombero, en Los Ceibos. “También bailo salsa”, agrega Jordan mientras realiza una demostración del baile. Alegan que a diario pueden ganar de diez a veinte dólares, “claro si está bueno el día”.
Según los menores, también aprovechan otros puntos de la ciudad para darse un chapuzón. Por ejemplo, desde el puente de la avenida Portete, que enlaza esta calle con la Rodríguez Bonín, saltan al estero Salado. “De allí nos queda más cerca a nuestra casa porque vivimos por el Batallón”, comenta entre murmullos Cristopher.
A unos metros de la pileta se ubica la Unidad de Policía Comunitaria del subcircuito Urdesa 1. Los uniformados de esa circunscripción en varias ocasiones han retirado a los menores del lugar y califican sus ‘chapuzones’ como una travesura de niños. “No es una piscina, es un espacio público en el que no debería interferir nadie. Puede ser una travesura de muchachos, pero hay que salvaguardar la vida de ellos”, subraya Andrés Proaño, jefe del circuito Urdesa.
A las 21:00 los chicos terminan su chapuzón y se retiran de la pileta un poco preocupados: “Ya se nos hizo tarde, después nuestra familia va a pensar que nos ha pasado algo malo o que nos cogió la policía”, manifiesta uno de los pequeños.