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¡Van a empezar ‘desde cero’!
Joffre Lino, Santa Elena
Se quedaron solo con la ropa que llevaban puesta. El terremoto de 7.8 en la escala de Richter que sacudió al país el pasado sábado, los dejó sin casa, sin nada.
Lucía Vásquez, una de las sobrevivientes que habitaba en el barrio Los Ángeles, del cantón Pedernales (Manabí), comentó que el inmueble en el que habitaba con su familia se desplomó por completo.
Ella es una de los trece integrantes de tres familias que llegaron al sector San Gregorio, de Santa Elena, para refugiarse luego de la desoladora experiencia vivida y ‘comenzar de cero’.
“Parecía que la tierra nos tragaba, gracias a mi Dios todos logramos salir vivos. Cuando miré hacia atrás vi cómo mi casa se fue abajo. Era horrible. A oscuras corrimos hacia el cerro. Después del terremoto la gente gritaba desesperada. Creía que el mar se nos venía encima”, narró con angustia esta madre de familia.
Ella logró sacar de la casa a sus tres hijos, segundos antes de que las paredes se cayeran al piso. Su esposo trabajaba en la parte céntrica del poblado. En medio del caos y con gritos pudo localizarlo y reunirse con él.
“Parecía una noche de terror”, recordó y secándose las lágrimas Lucía expresó su deseo de comenzar de nuevo.
Seis adultos y siete niños arribaron a Santa Elena, a casa de su hermana Rocío Vásquez, quien hace 15 años reside en la península.
“Es un milagro que mi ñaña y mi mami estén con vida, aquí los he recogido y ojalá que las autoridades de acá (Santa Elena) también los ayuden. Ellos lo han perdido todo y van a empezar de cero”, expresó Rocío.
Cruzada en Salinas
Toty Sabando, una salinense que habitaba en el cantón Pedernales, es otra de las sobrevivientes que busca dejar atrás la pesadilla ocasionada por el movimiento telúrico, el 16 de abril pasado.
La mujer llegó al balneario peninsular y hoy efectuará una cruzada solidaria con sus amigos y familiares para conseguir alimentos y agua y llevarlos a los que aún se encuentran en la ciudad manabita.
“Una cosa es lo que se informa y otra fue haberla vivido. Estoy segura de que Dios tiene un propósito conmigo al haberme dejado con vida”, dijo la mujer peninsular que volvió al sitio donde nació para levantarse y desde acá tenderle una mano a los que fueron sus vecinos en Manabí. (JL)