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La quiteña dedicó su vida a lo espiritual y esotérico. Tiene décadas de experiencia.chatgpt

Veía duendes, ahora los fabrica: la mujer que aún percibe 'sombras' en Quito

Desde los 4 años percibe seres que otros no ven. Jugaba con figuras diminutas. El tarot y los duendes son parte de una vida marcada por lo invisible

Ana Salvador no recuerda el momento exacto en que empezó a ver cosas extrañas. Dice que esa percepción ha estado con ella desde siempre. “Desde que tengo uso de razón”, resume.

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Tenía apenas 4 o 5 años cuando notó que sus juegos eran distintos a los de los demás niños. “Jugaba con ‘personas chiquitas’. Para mí eran muñequitos que actuaban y hacían cosas por ellos mismos. Vivían en las plantas. No les tenía miedo, eran mis amigos, mis compañeros de juegos”.

Con el tiempo, comprendió que esas figuras no eran parte de su imaginación. Nadie más podía verlas.

De la niñez a lo invisible

A medida que creció, las figuras visibles dejaron de aparecer. Pero lo que siguió fue más inquietante: sombras.

“Al principio sí les tenía miedo y recelo”, dice. La sensación de ser observada era constante, pero con los años aprendió a no temerles. “El miedo se convirtió en tranquilidad, porque sentía que me cuidaban y me protegían”.

Así como esconden las cosas, también las devuelven cuando Gabriela se las pide.Pepe Adryän Peñaherrera / EXTRA

Durante la adolescencia, dejó de verlas con claridad. “Al ser seres energéticos, no necesariamente necesitas verlos para saber que existen o que están presentes. Los sientes en su esencia, con su energía”.

Ana cuenta que hasta hoy esas presencias siguen ahí. “Ahora, esporádicamente veo no solo sombras. Algunas veces tienen ‘forma’, como personas. No me dicen nada. Pasan a mi lado, los veo cruzar por el patio de mi casa o, algunas veces, sentados en la sala”.

Siente su compañía

No los invoca ni les ruega. Pero a veces, cuando se siente triste o deprimida, les habla. “Me dan ánimos y siento su compañía”, asegura. Cree que estos seres existen para proteger, no para cumplir deseos.

Con más de 30 años de experiencia en temas esotéricos, Ana afirma que la misión de estos seres es ayudar a canalizar energías.

Las cartas que hablan antes de abrirse

Otra parte de su conexión espiritual apareció cuando tenía entre 11 y 12 años. Ana empezó a interpretar las barajas francesas, las de juego. Lo hizo sola, sin guía ni manual. “Con el tiempo supe que son también para ser interpretadas, es un tarot más”.

Asegura que muchas veces, incluso antes de abrir el mazo, ya conoce la respuesta. “Te vienen las respuestas o información. A veces no hace falta voltear la carta”. Para ella, el tarot no es un juego ni una superstición. Es parte del mismo canal con el que ha percibido cosas toda su vida.

ChatGPT lee el tarot y da carta astral: ¿cómo pedírselo correctamente?Canva

El momento de nombrarlos

Ya de adulta, decidió indagar sobre las experiencias que tuvo en su niñez. Fue entonces cuando descubrió los elementales de la naturaleza, y finalmente todo encajó y cobró sentido para ella.

“Eso lo entendí y lo supe ya adulta. Fue cuando empecé a estudiar sobre ellos, entre ellos, los duendes”.

La identificación fue inmediata: esos eran los “muñequitos” con los que jugaba. Esa revelación la llevó a una decisión inesperada: comenzar a elaborarlos. Hoy Ana fabrica figuras de duendes, no como decoración, sino como representación de algo real.

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