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Dos velorios, pero un mismo dolor por abuela y nieto
Ayer se realizaron los funerales en Cayambe. El joven es sospechoso de asesinar a su familiar con un azadón.
En los hogares donde fueron velados Segunda Cacuango y su nieto aún se percibía el dolor que invadió a la familia desde la madrugada del miércoles pasado, cuando la adulta mayor habría sido asesinada por el joven, de 22 años, quien luego del hecho supuestamente se suicidó.
Manuel y Ángel Quilo, hijos de Segunda, piensan que el joven, quien tenía el 36 por ciento de discapacidad intelectual, no pudo haber cometido el crimen. “Como padre yo le daba todo el cariño, al igual que mi esposa María Churo, porque sabíamos lo que padecía desde niño”, dijo Manuel.
Ayer, el hombre velaba a su hijo en el patio de la casa, donde se levantó la capilla ardiente para acoger un cofre mortuorio que contenía sus restos. Allegados que asistieron al velorio le ofrecían sus condolencias. Mientras tanto, su cónyuge María, sentada sobre una silla, estaba aturdida por el fatal desenlace.
Le gustaba la música y la pesca
El progenitor del supuesto victimario lo recuerda como “un muchacho tranquilo” al que le gustaba mucho la música y la pesca. Incluso llegó a ser parte de un grupo musical de la familia, donde tocaba los timbales. “Solo porque no podía hablar bien no lograba encontrar trabajo y se le burlaban, eso le causaba un malestar a mi hijo”, acotó.
Ahora, lo que más le afecta es que exista la sospecha que su propio hijo haya asesinado a su abuela, de 86 años, con un azadón, en la casa de la señora, ubicada en el sector de San Antonio, parroquia Olmedo, cantón Cayambe.
El sospechoso, en cambio, residía con sus padres, en el barrio Norte, calle Isidro Ayora, a unos 45 minutos de la casa de Segunda.
“Era una mujer sana”
En una loma, donde está ubicada una casa de adobe y teja, fue velada Segunda. Uno de sus deseos era que, cuando falleciera, la enterraran en el cementerio de la parroquia Olmedo, a la que ella pertenecía.
“Era una mujer que pese a su edad, estaba sana y aún ‘durita’. Se desenvolvía sola, trabajaba en su terrenito y cuidaba sus animalitos”, manifestó una de las vecinas que estuvo en el velorio, pero prefirió no identificarse.