¡Les ‘cayeron’ a palo y cuchillo por no dar la ‘cuota’ para la droga!

Rehusarse a entregar una ‘cuota’ (dinero) por poco le cuesta la vida a Andrés Torres y a su conviviente Jessenia Saltos. Ellos fueron atacados con un cuchillo, con palos y a golpes. Ocurrió la madrugada de ayer, en el bloque 6 de Flor de Bastión, en el noroeste de Guayaquil.

Andrés contó a EXTRA que estaba durmiendo junto a su amada cuando el ruido de la puerta de zinc los despertó. Dos hombres y una mujer irrumpieron en forma violenta el hogar que habían formado hace 15 días.

Torres manifestó que se levantaron sobresaltados para verificar qué estaba pasando y fue en ese momento en que los tres sospechosos (dos hermanos y su progenitora) se abalanzaron para atacarlos.

“Me hicieron cuatro cortes con un cuchillo y me tiraron al suelo para darme golpes con un palo en varias partes del cuerpo. Luego atacaron a mi conviviente a puñetazos. La tiraron al piso y allí le dieron patadas en la espalda y en la cara”, relató Torres.

El hombre agregó que los sospechosos se les llevaron una lavadora, además de mercadería y dinero en efectivo, “sacaron las cosas de la casa como si fueran dueños, como amo y señores”, mencionó el perjudicado.

Según el denunciante, los implicados, conocidos con los alias de Usa y Five, dañaron la puerta de ingreso a patazos y pedradas. El ataque duró aproximadamente 30 minutos.

Torres aseguró que la agresión ocurrió porque él se negó a darle dinero, que luego ellos utilizan para consumir sustancias sujetas a fiscalización.

“Están acostumbrados a hacerlo con la gente del barrio, por oponerme y no complacer sus deseos, me tumbaron la puerta. Los dos sujetos eran guiados por la mamá”, enfatizó el adolorido hombre, quien ahora junto a su pareja se refugian en la casa de un familiar por temor a volver a hacer atacados.

Jessenia detalló que un día antes ella fue víctima de robo en la puerta de su domicilio. Las personas que la atacaron esa noche fueron unos hombres, que luego ingresaron a su hogar.

Los afectados sostienen que ellos no son las únicas personas que viven atemorizados en el sector, ya que para pagar sus vicios los sujetos acostumbraban a pedir dinero y si no les dan les roban o los agreden.