Su cadáver parecía un colador de cocina cuando los médicos forenses lo analizaron. Anderson Rentería tenía 17 agujeros repartidos en el cráneo, los ojos, la boca, el pecho, los brazos y la espalda.

La tarde del miércoles, el joven, de 24 años, fue acribillado por dos sujetos, en la Martha Bucaram, en el sur de Quito. Testigos del hecho contaron que Rentería caminaba por la avenida principal cuando los hombres, que estaban en dos motocicletas, empezaron a perseguirlo.

En ese momento, dispararon. “Él quiso esconderse en el local de variedades, pero ahí lo balearon”, dijo una moradora.

Tras el hecho, la víctima quedó tendida dentro de la tienda mientras los tipos huían del sitio. Al lugar llegaron los familiares del fallecido, quienes reclamaban ver a su ser querido, pero los gendarmes no se los permitieron hasta recoger todas las evidencias, entre esas, los casquillos que fueron hallados a más de una cuadra de la escena del crimen.

“Tenemos derecho a estar con él. Ya está muerto, no hay nada más que hacer”, dijo una mujer que luego se identificó como prima de la víctima.

INVESTIGACIÓN

Agentes de Criminalística levantaron 10 vainas de dos tipos de pistola y tres balas deformadas. Además, luego de ver las grabaciones de las cámaras de seguridad que hay en el local y en el sector, determinaron que uno de los asesinos habría ingresado al local para rematar a la víctima.

Según el informe de la Dirección Nacional de Investigación de Policía Científica, la motivación del crimen sería “por ajustes de cuentas por microtráfico”.

Rentería tenía un pasado conflictivo con la justicia. Los archivos de la Función Judicial señalan que el joven tenía tres antecedentes penales por tenencia y porte de armas, receptación y tráfico de sustancias estupefacientes. 

Cansados de los crímenes

Los moradores que se quedaron a ver las pericias policiales por varias horas también reclamaban por seguridad en la zona. “Yo vivo aquí 17 años y antes esto era un barrio tranquilo”, dijo una de las vecinas.

No se olvidan del episodio ocurrido el 31 de octubre del 2021, cuando tres personas fueron asesinadas por sujetos que llevaban máscaras de payasos. Este crimen ocurrió en el mismo sector en el que acribillaron al joven.

“Deberían venir a sacar a los vendedores de droga y no esperar a que haya muertos”, reclamó otro habitante.