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¡Vivió un aterrador atardecer!
Ambato (Tungurahua)
Sus manos aún tiemblan y cada ruido que escucha lo sobresalta. No puede moverse y es que su cuerpo soportó toneladas de escombros de cuatro pisos del hotel Orión, donde Miguel Ángel Espinoza, de 33 años, estaba hospedado en Pedernales.
Miguel se fue a pasar un fin de semana reparador, pero se le convirtió en aterrador. Estaba junto a su hermana Paulina (37), su cuñado Orlando Villamarín (31) y su sobrina Doménica, de año y medio, quienes murieron dentro de su vehículo en el terremoto de 7.8 que azotó a las provincias de Manabí y Esmeraldas el último sábado.
El sobreviviente, quien padece de distrofia muscular, regresa en el tiempo. Aquel sábado, a las 07:00, llegaron desde Ambato a Pedernales. Desayunaron y fueron a buscar un hotel. Se hospedaron en el Orión porque estaba cerca a la playa y la ilusión de los cuatro adultos era ver el atardecer. Recordó que una hora antes de la desgracia, el agua retrocedió unos 150 metros de la playa y eso los asustó. “Puede ser un tsunami, vamos al hotel”, le dijo su cuñado.
Orlando lo subió en los brazos hasta el tercer piso del hotel. Se ducharon y no pasaron ni cuatro minutos cuando su cuñado bajó con la bebé que todo empezó a temblar.
“No pensaba que estaba sepultado en vida. Solo recuerdo que estaba cubierto de escombros y un colchón sobre mí. Quería salir para que ellos no se preocuparan por mí. Empecé a gritar y pedir auxilio. Se me durmió parte del cuerpo y pensé que ese era mi final y pedí perdón”, relató Miguel, quien ahora se recupera en la casa de su prima Verónica Cepeda.
El rescate de Miguel tardó cerca de hora y media. Otros sobrevivientes en Pedernales que buscaban entre las ruinas a sus seres queridos lo ayudaron.
Miguel recuerda que fueron seis personas que lo sacaron y cuando vio la luz y logró respirar preguntó por sus parientes. Nadie le dio respuesta. Un día después los supo muertos.
Paulina, Orlando y Doménica quedaron atrapados dentro del auto afuera del hotel.
La pareja se disponía el lunes 18 abrir un cyber en Ambato y también anhelaba crear una fundación de ayuda a personas con problemas de distrofia. Ahora Miguel piensa cumplie el sueño y mantener viva la memoria de su hermana. (YIE)