La familia Campaña jamás imaginó que su hogar sería el escenario de una tragedia que conmocionó a todo Ambato y al Ecuador. La tarde del miércoles 30 de julio de 2025, el vehículo de la competencia de la “Vuelta Automovilística del Ecuador” se salió de pista, impactó un auto estacionado y terminó estrellándose contra la casa, cerca de llegar a la meta. Allí, dentro, después del impacto, quedó el cuerpo sin vida de Daniela Merino, de 21 años.

Esa tarde del 30 de julio, Daniela, estudiante de la carrera de Idiomas en la Universidad Técnica de Ambato, estaba con sus dos hermanas -entre ellas, su gemela- y otros amigos disfrutando del rally. Era oriunda de la parroquia Santa Rosa y aprovechaba sus vacaciones. Era la primera vez que asistía a un evento así.

“Yo pensé que me iba a morir también del susto. Fue una cosa horrenda, todo pasó en segundos”, relata Marco,  dueño de la vivienda. El auto siniestrado, con el número 50, era conducido por Mauricio Herdoíza y su copiloto Álvaro Sevilla, ambos ambateños.

La carrera se desarrollaba en la vía Aguaján-Manuela Sáenz, pero al tomar una curva angosta y sin vallas de seguridad, el carro perdió el control y provocó el accidente.

En el lugar también murió Santiago Ortiz, empresario que estaba en el sitio. Seis personas resultaron heridas, entre ellas Luis Felipe, de 13 años-hijo del empresario- perdió una pierna y pelea por salvar la otra, mientras que Alex Apunte, de 17, se encuentra hospitalizado con heridas graves.

Marco, quien se encontraba en la casa, fue atendido por  paramédicos por presentar una crisis cardiaca. “Vi a la chica muerta dentro de mi casa. Sentí que el corazón no me aguantaba”, recuerda.

“Nadie ha respondido”

Los restos de los vehículos, fragmentos de ropa y escombros aún cubren los alrededores de la casa afectada. La familia Campaña debió abandonarla, pues quedó inhabitable.  El automóvil estacionado que amortiguó parte del golpe también quedó destrozado.

“Hasta ahora nadie de la organización ha dado la cara. No pedimos lujos, solo justicia y que nos ayuden a reparar lo que nos destruyeron”, reclama Marco hijo. Entre familiares y vecinos, lograron  cubrir con hojas de zinc, madera y llantas usadas  el hueco que dejó el impacto en el cerramiento. Ahora, solo esperan que alguna autoridad los ayude a cubrir los gastos que dejó la tragedia.

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