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Y a los tres meses, Alberto renació
Tras dos operaciones y doce semanas internado, el joven, que se quedó vegetal luego de ser arrollado por un bus, regresó a casa en mucho mejor estado. Dio las gracias a EXTRA y a la clínica Guayaquil.

En casa: Alberto regresó en buen estado a su hogar, donde lo esperaban su esposa e hijos. Al fin vuelve a disfrutar de la vida.
No parece él. En abril, Alberto Nupia yacía en su cama en estado vegetal, tras haber sido arrollado por un bus nueve meses antes. No hablaba, no comía ni podía moverse. Su cuerpo era un racimo de huesos y su futuro corría peligro.
En aquel tiempo, el joven, de 29 años, presentaba un cuadro severo de desnutrición. Sus ojos hundidos miraban de frente a la muerte. De hecho, para llevarlo a la clínica Guayaquil, cuyo director se ofreció a ayudarlo, fue sacado en brazos por el equipo de EXTRA como si fuera un bebé, y embarcado en una camioneta.
Hoy luce recuperado, con ganas de comerse de nuevo la vida a bocados. Aunque su tratamiento no ha terminado y necesita apoyarse en alguien para caminar, vuelve a sonreír, a acariciar a su esposa ilusionado. Ya puede descansar en su hogar, ubicado en la cooperativa Una Sola Fuerza, de El Recreo, en el cantón Durán, donde recibe el cariño de su mujer, Shirley Acuria, y sus tres hijos.
Durante el tiempo que estuvo hospitalizado, recibió una constante atención médica. Todo fue gratuito: el tratamiento, la operación, las pruebas y alimentos...
Su semblante ahora es rosado y ha subido de peso. Ya tiene movilidad en los brazos y piernas. Sonríe y hasta habla pausadamente.
“¡Dios me levantó! Estaré muy agradecido a Diario EXTRA y a la clínica tanto en esta vida como en la otra”, subraya feliz.
El pasado 19 de julio, el personal médico de la clínica Guayaquil lo despidió con abrazos y besos. Muchos incluso quisieron tomarse fotografías con él para el recuerdo. Se había convertido en el paciente más engreído de la casa de salud. “¡Te vamos a extrañar!”, le gritaron todos mientras salía caminando por los pasillos de la clínica con ayuda de su esposa. Después lo subieron a una ambulancia, que lo trasladó hasta su domicilio.
Shirley, su fiel compañera, sufrió un calvario en ausencia de su pareja. Antes de que EXTRA se hiciera eco de su caso, a menudo sentía que Alberto moriría debido a que no tenían dinero para medicamentos ni intervenciones quirúrgicas. Pero con ayuda de los médicos, el joven salió adelante. Dentro de aquel rostro cadavérico anidaba el espíritu de un guerrero, que se enfrentó en silencio a la dama de negro.
El accidente
El incidente que casi le cuesta la vida se produjo el 6 de julio de 2016. El golpe del bus le ocasionó graves daños en el cráneo. Casi sin aliento, fue trasladado a un hospital, donde estuvo en coma tres semanas. Tenía el cerebro hinchado, de modo que los galenos le quitaron parte de los huesos afectados.
Alberto asegura que, mientras estaba en coma, escuchaba todo lo que hablaban a su alrededor, también cuando médicos y enfermeras aconsejaron a Shirley “que firmara la autorización para desconectarlo” porque no veían una solución a su caso. “Di gracias a Dios porque ella no aceptó”, comenta.
Un día, mientras la mujer lo agarraba de la mano, notó que su amado movía el dedo meñique. Después abrió un ojo: “Me vio y dejó salir una lágrima. No dije nada. Solo esperé hasta que reaccionó bien. Y así sucedió el milagro”, relata Shirley emocionada.
Después le dieron el alta, pero seguía parapléjico y con una zona del cráneo hundida. Entonces llegó la pesadilla. Los meses pasaban lentos, sin que pudiera recibir tratamiento, sin que pudieran operarlo -no está afiliado al Seguro Social-.
Visita de Extra
EXTRA lo visitó el pasado 12 de abril para trasladarlo a la clínica Guayaquil. El doctor Roberto Gilbert se había conmovido con su historia y se ofreció a ayudarlo.
Tras su ingreso en la casa de salud, fue estabilizado con sueros y vitaminas y, 48 horas después, lo operaron. Los galenos le colocaron un implante metálico en la cabeza y, posteriormente, debido a que pasaba todo el día acostado, lo intervinieron de una escara. Catorce días después, empezó a comer solo.
Su mejoría fue progresiva y constante. Primero movió sus dedos y la mirada. Además, intentaba articular palabras. “Gracias a las terapias físicas y de lenguaje, comenzó a hablar y a caminar con ayuda de alguna enfermera”, evoca la esposa, que confiesa estar muy agradecida a todo el equipo de médicos, especialmente al doctor Dany Silva.
“Varias veces pensé que no había esperanza porque requería de una atención que no podíamos pagar. Pero Dios nos envió a EXTRA y a ese gran médico, el doctor Roberto Gilbert, quien acogió al caso de mi esposo gratuitamente”, enfatiza Shirley poco antes de agitar con fuerza su mano para despedirse del equipo de este Diario.
“Estamos muy felices de haber colaborado”
El doctor Roberto Gilbert, director de la clínica Guayaquil, no dudó en brindar su mano a Alberto de inmediato cuando EXTRA le contó su historia. La casa de salud ha asumido todos los gastos médicos generados durante los tres meses que el joven ha permanecido ingresado. Incluso ahora también le están brindando sesiones de fisioterapia para ultimar su recuperación.
“Estamos muy felices de haber colaborado. Todo salió bien, no hubo complicaciones. Él es muy fuerte”, apunta Gilbert.
El especialista hizo un llamado a otros colegas y al presidente de la República, Lenín Moreno, para que apoyen a Alberto: “Espero que el presidente extienda su ayuda a a este joven. Él sabe lo que está pasando porque lo vivió en carne propia”.