El astrofísico Avi Loeb, conocido por sus teorías sobre vida extraterrestre y su papel como catedrático en la Universidad de Harvard, ha vuelto a encender la polémica. Esta vez, acusa a la NASA de retener información crucial sobre el cometa interestelar 3I/ATLAS, un objeto que cruzó recientemente el sistema solar y que, según él, podría tener un origen artificial.

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Acusaciones de ocultamiento

En una entrada publicada en su blog, Loeb denunció que la NASA lleva semanas sin publicar las imágenes capturadas por la cámara HiRISE a bordo de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO). Las fotografías fueron tomadas entre el 2 y el 3 de octubre, cuando el cometa pasó a unos 30 millones de kilómetros de Marte.

Según el astrónomo, estas imágenes tendrían una resolución de 30 kilómetros por píxel, tres veces superior a la mejor disponible actualmente -tomada por el Telescopio Espacial Hubble-, lo que permitiría estudiar la geometría y el brillo del objeto con mayor precisión.

Loeb incluso solicitó la intervención de la congresista Paulina Luna, quien habría pedido al administrador interino de la NASA, Sean Duffy, la liberación inmediata del material.

La respuesta de la NASA

La agencia espacial respondió que el retraso no se debe a un intento de ocultamiento, sino a causas administrativas: el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos desde el 1 de octubre de 2025.

Durante este “shutdown”, cerca del 83% del personal de la NASA se encuentra en licencia sin sueldo, lo que ha paralizado gran parte de sus actividades científicas y de divulgación. Solo continúan operativos los equipos que garantizan la seguridad de las misiones espaciales y el funcionamiento de la Estación Espacial Internacional (EEI).

3I/ATLAS: el cometa que divide a los astrónomos

El cometa 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado en nuestro sistema solar, tras ʻOumuamua (1I) y 2I/Borisov. Desde su descubrimiento, su comportamiento ha desconcertado a los científicos: durante su paso cercano al Sol el 29 de octubre, el cometa brilló intensamente en color azul y mostró una aceleración no atribuible únicamente a la gravedad solar.

Mientras la mayoría de los astrónomos explican el fenómeno como una desgasificación natural —los hielos sublimados actúan como pequeños propulsores—, Loeb sostiene que las probabilidades de que se trate de un objeto natural son “inferiores a una parte en diez cuatrillones”.

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Una visión alternativa y muy controvertida

Loeb argumenta que la trayectoria alineada con el plano de los planetas, su masa inusual y la abundancia de níquel observada apuntan a un posible origen tecnológico extraterrestre. No es la primera vez que lanza una hipótesis de este tipo: ya lo hizo en 2017 con ʻOumuamua, al que calificó como un posible artefacto interestelar artificial.

Sin embargo, la comunidad científica mantiene su escepticismo. La mayoría de los expertos afirman que los datos actuales no respaldan ninguna interpretación no natural y que los fenómenos observados son consistentes con procesos conocidos de los cometas.

¿Qué pasó con la activación de protocolos de defensa?

Finalmente, la supuesta “activación de protocolos de defensa” ante 3I/ATLAS también fue malinterpretada. La Red Internacional de Alerta de Asteroides simplemente inició una campaña de medición astrométrica para mejorar las técnicas de rastreo de objetos cercanos, sin relación alguna con amenazas extraterrestres.

Por ahora, todo indica que la “ocultación” denunciada por Avi Loeb no es más que un efecto colateral del cierre gubernamental. Aun así, la controversia mantiene el interés mediático en este misterioso visitante interestelar y en la eterna pregunta: ¿estamos solos en el universo?

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