Buena Vida
Esos ‘algodones de azúcar’ llamados arupos
Es un árbol nativo de Ecuador y Perú y su uso sobrepasa el lado decorativo. Puede ser purgante, colorante natural y hasta té. Se asienta bien en climas fríos y terrenos altos.

Los arupos tienen como época de florecimiento el verano.
Agosto no es solo el mes de los vientos, es también de los arupos. O, para llamarlo como científicamente se debe, Chionanthus pubescens. Ya traducido y castellanizado, Chionanthus significa “flores de nieve” y pubescens, “peludo”. Resultado: flores de nieve peludas por doquier.
Las flores —que en su mayoría brotan en tonos rosados, pero pueden llegar a variar en blancos— son justamente lo que más llama la atención, ya que agrupadas se asemejan a un gran algodón de azúcar. Las investigaciones, aunque pocas, lo dan por nativo de Ecuador y Perú.
Y sí, el arupo es un árbol de altura. Eduardo Peralta Idrovo lo demostró con un estudio alrededor de esta especie en 2017. Su florecimiento al menos entre las provincias de Pichincha e Imbabura, se observó desde los 1.950 metros de altura hasta los 3.058 metros.
Aunque sus flores pueden permanecer hasta 40 días intactas, estas sobre todo son comunes de junio a septiembre. Por eso, durante esta época sus fotos no faltan en redes. Están en Instagram, Facebook y Twitter.
A tanto ha llegado esa popularidad, que el escritor quiteño Rafael Lugo se animó a hacer una convocatoria para encontrar al #ReyArupo2018 y lo logró el 17 de agosto. El ganador, por votación de sus seguidores, fue uno blanco, compartido por Carlos Suasnavas.
Lugo concluyó que estos árboles tan armónicamente florecidos están muy vinculados a la infancia con padres y abuelos. Las historias detrás de ellos estuvieron siempre cargadas de nostalgia y alegría.
También hubo espacio para la reflexión porque sembrar uno de ellos requiere, según pudo recoger, permisos municipales y un trámite que finalmente puede resultar engorroso.
Aquí les compartimos una de sus preguntas dirigidas especialmente al municipio quiteño, pero que bien puede aplicarse en Azuay y Loja, que son las otras provincias donde se propagan.
Los arupos en todo caso, dejan maravillado a cualquiera. Según el mismo estudio hecho por Peralta, uno de sus racimos puede llegar a tener entre 40 a 283 flores. Y, aun así, eso no es lo único a resaltar de este árbol: se sabe que su corteza puede servir de purgante, sus pétalos para un té diurético y su fruto, llamado drupa, como colorante natural.
¿Y cuánto pueden durar haciéndonos compañía? Según una investigación hecha por Cristina Loya de la Escuela Politécnica del Ejécito (ESPE), llegan a vivir entre 20 a 30 años. Lo único es que si se quiere sembrar uno hay que ser paciente: puede demorar hasta 43 días en emerger algo de esta planta y sentir que el proceso se ha hecho bien. La recompensa vendrá después.