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Buena Vida

¡Descubren una nueva flor en la Cordillera del Cóndor!
Se recomienda su cultivo ex situ, es decir fuera de sus hábitats naturales, para su conservación antes de que el área del hallazgo sea deteriorado por la minería u otras amenazas.
Una nueva especie de flora se ha descubierto en el país. Se trata de la Sphyrospermum grandifolium Cornejo & Pedraza. La autoría del nombre científico se debe a los investigadores MSc. Xavier Cornejo, profesor de Botánica y curador del herbario GUAY de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, quien la describió con la Dra. Paola Pedraza, del New York Botanical Garden.
La Sphyrospermum grandifolium es un arbusto de ramas trepadoras, de hábito epífito, es decir, crece sobre árboles. Fue encontrada durante una expedición botánica de varios días en el área de influencia de la cordillera del Cóndor, específicamente en la provincia de Zamora Chinchipe, en el sendero Los Tepuyes, un bosque montano muy húmedo y conservado, entre 1400 a 1800 metros de altitud, explicó Cornejo.
La planta se la identifica por sus flores pendulares de corolas urceoladas, amarillas, de 12 a 13 mm de longitud, que serían las más grandes para las especies de ese género.
La especie ha sido formalmente publicada y dada a conocer a la comunidad científica internacional en el número 2 del volumen 409 del journal Phytotaxa, este ha sido lanzado el 9 de Julio del año en curso; disponible en este enlace: https://biotaxa.org/Phytotaxa/issue/view/phytotaxa.409.2
Saldrá registrada en el próximo suplemento de las plantas vasculares del Ecuador que cubra las especies descubiertas durante el 2019.
Esta planta contribuye a la captación de la humedad ambiental. Sus frutos tipo bayas pequeñas sirven de alimento para aves silvestres, se desconocen los visitantes de sus flores. Tiene potencial ornamental y, aunque actualmente se encuentra conservada en su hábitat natural, las principales amenazas en un futuro cercano son la minería, deforestación y fragmentación del ecosistema, indicó Cornejo.
“Una manera de poder conservar a esta nueva especie así como a otras en similar condición es a través del cultivo ex situ. Un agresivo programa de conservación ex situ -fuera de su hábitat natural- debería realizarse antes de que el área de la cordillera del Cóndor sea más deteriorada por la minería y otras amenazas”, agregó el biólogo.