'Carga' a tu primogénito de amor, no de tus responsabilidades
En algunos hogares se exige mucho o se tiene gran expectativa con el primogénito, si esto es un peso para él afectará a sus emociones y forma de relacionarse, sobre todo con su 'ñaño'

Responsabilizarlos del cuidado de sus ñaños es un abuso emocional.
“Tienes que ser ejemplo para tu hermano”. “Debes cuidar a tu ñaño, él es menor”, es común escuchar estas frases, que por lo general son dichas hacia los primogénitos.
Manifestarlas no está mal, el problema es cuando esto se convierte en una carga para el infante y no disfruta de su etapa, sostiene la psicóloga clínica y orientadora familiar Miriam Florencia.
“Darles la responsabilidad de cuidar a los hermanos menores constituye un tipo de abuso emocional que impide el desarrollo sano del niño o adolescente”, dice la orientadora.
Esta situación puede darse porque los progenitores siguen los mismos patrones de comportamiento de sus padres exigentes; repiten el tipo de crianza que ellos tuvieron.
“Su tendencia es un estilo autoritario y crean elevadas expectativas al hermano menor, es decir, que él debe ser tal como es el mayor o debe superarlo”, indica la psicóloga clínica Maira Franco, especialista en temas infantiles.
Señales emocionales
Estas exigencias en el hijo mayor pueden crear una serie de señales emocionales que, a medida que van creciendo, pueden verse reflejadas en las diferentes áreas en las que se desenvuelven: estudios, familia, etcétera. “Los indicadores serían la inseguridad, baja autoestima, temores, ansiedad, depresión, entre otras”, dice Franco.
El estrés también puede aparecer y desarrollar en el niño conductas agresivas, dificultad para desarrollarse con personas de su edad, poca manifestación de sus afectos, problemas de aprendizaje, retraimiento social, comportamientos inadecuados, finaliza la psicóloga.
Lo peor: Abusos y hostilidad
Algunos padres le atribuyen autoridad a sus primeros hijos, pero si esta es mal manejada puede caer en abusos hacia los menores, manifiesta Florencia.
De igual manera se pueden generar sentimientos de hostilidad de los mayores hacia los menores, por no disfrutar de lo que normalmente se hace en cada etapa de la vida. “Esto puede amargarlo y volverlo áspero. Estos sentimientos negativos no son evidenciados al inicio, pero están en su corazón y crecen. En la mayoría se exteriorizan en la adultez, período en el que se ve la enemistad entre hermanos”, expresa Florencia.
EXTRATIPS
"Un chico cuenta con la madurez suficiente a los 16 años. Allí podría ayudar a cuidar a su hermano de manera responsable, no responsabilizándolo del rol”

“En los primogénitos se remarca el perfeccionismo. Se muestra la figura de padres exigentes que dejan a un lado la afectividad, atención y comprensión”.