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Celos: ¿Cuándo son normales y cuándo un signo de alerta?
Sentir celos es normal, pero no quiere decir que son síntomas de amor.
Los celos aparecen por temor a perder un objeto o relación determinada. Así lo explica la psicóloga y especialista en terapia familiar Esthela Reyes.
“Son una respuesta emocional inherente a la naturaleza humana. En hombres y mujeres ocurre de la misma manera y están ligados a una cuestión muy simple: proteger lo que se quiere”. Sin embargo —dice— se debe saber por qué los sentimos.
“Representan una de las emociones más naturales y al mismo tiempo, una de las más oscuras, dañinas e incómodas”, dice.
En algunos casos, la ausencia de celos en una relación, puede ser identificada como una escasa implicación sentimental. Pero, en un vínculo amoroso saludable lo que prima es el respeto y el cuidado, no las inseguridades, el miedo, la desconfianza o el control.
Por su parte, el también psicólogo clínico, Daniel Palomeque explica que los seres humanos “aprecian y aman sus pertenencias, sus puestos de trabajo, sus amigos, sus parejas”, y la idea de perder ese vínculo los martiriza. Ahí aparecen los celos.
Según los expertos, los celos son normales en cualquier situación en la que exista una amenaza real para la relación. En ese caso —expone Palomeque— lo ideal sería primero replantearse si vale la pena o no “seguir manteniendo esa relación porque el otro miembro no valora su compromiso ni tampoco tiene interés en hacerlo”.
Sin embargo, a veces sucede completamente todo lo contrario; es decir, que la pareja no siente celos de nada ni de nadie. ¿Si no se pone celoso es que no nos quiere? Ante esta interrogante, Reyes contesta: “Por supuesto que nos quiere, aunque no demuestre algún rasgo de celopatía”.
Aunque, acota la psicóloga, es cierto que algunas veces las personas necesitan ver interés por parte de su pareja. “Ese es el verdadero problema: se confunde amor y cariño con celos y no está bien hacerlo”, aclara.
Es que la falta de celos no significa falta de amor. “Si tu pareja no se ha mostrado celosa es probable que no ha encontrado el estímulo que le permita sentirlos, pues todos somos propensos a ellos”, complementa.
Para Palomeque, nunca se debe creer que si la pareja no siente nada de celos “significa que no nos quiere, ya que puede ser todo lo contrario: que nos quiere, nos respeta, no intenta cambiarnos y además confía plenamente en nosotros”.
Los celos se vuelven patológicos o enfermizos cuando la emoción tiene su origen en un deseo desmedido por poseer algo de forma exclusiva. “Aquí subyace la infidelidad (real o imaginaria) de la persona que uno ama. Los celos patológicos se encuentran condicionados por un sentido desmesurado de propiedad y de exclusividad”, describe Reyes.
La doctora Reyes detalla algunos pensamientos arraigados en la persona que experimenta celos patológicos:
-”Si no siente celos es que no me quiere”.
-”Debe quererme mucho y en todo momento”.
“Mi pareja me pertenece”.
Los celos enfermizos, dice Reyes, generan un intenso malestar en las personas que los experimentan, como ansiedad, miedo. La preocupación llega a obsesionarle e interferirle en actividades, realiza comportamientos para ejercer control sobre esa preocupación y comprobar que no ocurre eso que piensa,. Además, esto aparecen frecuentemente en discusiones con la pareja.
Los celos controlados y moderados pueden ayudar a afianzar la relación, coinciden los expertos. Pero estos no son síntoma de amor. “En algunos casos estos pueden descontrolarse. Además, habría que diferenciar entre tener celos y actuar de una manera violenta en consecuencia de ellos”, apunta Reyes.
Los psicólogos recomiendan siempre comprender la razón detrás de los celos y entender que con comunicación estos pueden controlarse.