Hay quienes dicen que la inteligencia y sabiduría solo vienen con los años. La ambición de los seres humanos por el conocimiento los lleva a razonar e indagar en cada pequeño detalle, pero todo termina en el Coeficiente Intelectual (CI).

El CI es la evaluación que permite medir las habilidades cognitivas de cada persona, y aunque todos seamos diferentes, estos resultados se pueden agrupar por países y mostrar quién posee el mayor índice de CI.

En 2002, Richard Lynn y Tatu Vanhanen presentaron estimaciones del Coeficiente Intelectual promedio de 113 naciones en su libro IQ and Global Inequality.

Los investigadores notaron que factores como la calidad de vida, alimentación y estudios son influenciados directa o indirectamente por la inteligencia. “Después de estimar el Cociente Intelectual de 113 países y analizar su calidad de vida, concluyeron que la ‘inteligencia’ influye en el bienestar de las poblaciones”, recoge diario La Vanguardia.

En 2014 los científicos terminaron de catalogar los resultados y presentaron un mapa con el respectivo nivel de CI en cada país.

Los primeros puestos se lo llevan los asiáticos. Singapour (108), Corea del Sur (108), Japón (105 ) e Italia (102); mientras que países de origen africano se ubican en los últimos lugares.

Islandia (101), Mongolia (101), Suiza (101), Austria (100) y China (100) completan los primeros nueve países.

Según este listado, Ecuador se ubicó en el puesto 20, con un CI entre 83 y 92 puntos.

El coeficiente no es perfecto

Lisa Van Gemert, especialista en jóvenes con alto CI, manifestó para CNN que este tipo de pruebas representa “el momento”. “Vemos la condición del niño en ese día, en esa prueba particular, con un evaluador en particular”, es decir que, el resultado de estas pruebas está sujeto a cambios.

Y es que los expertos aseguran que la inteligencia emocional está muy lejos de medirse a igual que el coeficiente intelectual.

Por otro lado, CNN asegura que los niveles de CI pueden verse afectados por factores como el estrés. El ser humano puede aumentar o disminuir su coeficiente —o por lo menos hacer que eso se refleje en sus pruebas— dependiendo el momento que atraviese.