Los diablos llegaron a Quito

Los ojos verdes de Anderson García resaltaban en su rostro, el cual estaba parcialmente cubierto con una máscara negra. El artículo estaba adornado por unos cuernos pequeños y de esa boca de cartón salía una larga lengua roja.

“Es bacán todo esto”, comentó con alegría el joven que llegó de Píllaro (Cotopaxi) hasta Quito, para representar al diablo. Lo hace desde los 9 años (ahora tiene 19), cuando vio a su tio que se disfrazaba en las tradicionales fiestas pillareñas, donde los demonios son los protagonistas.

Él formaba parte de un grupo de artistas que arribó a la Capital con el fin de participar en el evento denominado Los diablos se toman La Mariscal. La gente disfrazada se reunió, en primer lugar, en el Centro Histórico.

Allí, la música, la danza y la picardía de los participantes deleitaba a la gente en el recorrido que realizaron. Luego, se fueron hasta ‘La Zona’, en la plaza Gabriela Mistral, para organizar la segunda comparsa.

Patricia Noriega, curadora del Museo Etnográfico de la Casa de la Cultura, detalló que el objetivo de la actividad era promover y difundir del patrimonio inmaterial, vinculado con las fiestas. “Nos hemos dado cuenta de que existen varias festividades de este personaje”, precisó.

Por ello, al Distrito Metropolitano arribaron ‘demonios’ desde Alangasí (Pichincha), de Jujan (Guayas), los diablos de hojalata de Riobamba (Chimborazo). En total, estaba previsto que participaran 160 disfrazados en la actividad.

El recorrido se inició pasado el mediodía, del 19 de enero. García se bajó la careta y comenzó a mover su cuerpo conforme las tonadas de las bandas que también se incluyeron. La idea era recorrer la avenida Colón hacia la Amazonas hasta llegar al frente de la iglesia Santa Teresita, donde se realizaría la toma simbólica del lugar. Luego irían a la Plaza de los Presidentes y finalmente el desfile llegaría a la Casa de la Cultura Ecuatoriana por la avenida Patria.