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Ingredientes como el verde, la quinua y el atún forman parte de la base nutricional de la dieta tradicional ecuatoriana.Canva

¿Dieta ecuatoriana: Tradición sabrosa o trampa para la salud?

Especialista en nutrición explica el valor real de los platos típicos ecuatorianos y los riesgos de una dieta basada en ultraprocesados

La dieta ecuatoriana se ha caracterizado durante generaciones por su diversidad de ingredientes y sabores, que reflejan la riqueza cultural y geográfica del país. Desde el altiplano andino hasta las zonas costeras, los platos típicos han sido parte esencial de la alimentación diaria.

Sin embargo, el debate sobre cuán saludable es esta alimentación tradicional ha cobrado fuerza frente al auge de las dietas modernas y la creciente presencia de alimentos procesados. Muchas personas han empezado a cuestionar si los platos típicos son realmente beneficiosos para el organismo o si representan un riesgo para la salud.

Valor nutricional de los platos tradicionales

Platos como el encebollado, el bolón, el ceviche o la fritada suelen ser señalados por su supuesta relación con el aumento de peso. No obstante, esta percepción no siempre se ajusta a la realidad, según explicó Angie Toscano Fernández, nutricionista licenciada por la Universidad de Guayaquil. "Lo importante de la alimentación es no caer en los excesos", afirmó.

La experta destaca que muchos ingredientes de la cocina nacional, como el verde, la quinua o el atún, contienen nutrientes esenciales que aportan beneficios significativos al organismo. Estos alimentos contribuyen a una dieta balanceada, especialmente cuando se preparan con moderación en el uso de grasas y sal.

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Además, Toscano señaló que la dieta tradicional ecuatoriana está influenciada por la región geográfica. En las zonas altas, por ejemplo, los tubérculos y granos proporcionan la energía necesaria para el clima frío y el esfuerzo físico. En la costa, frutas como el guineo ofrecen energía rápida y nutrientes esenciales.

Platos típicos pueden formar parte de una dieta saludable si se preparan con moderación./Bon Viveur

Cambios en los hábitos y riesgos actuales

Angie Toscano
Si, con los ajustes adecuados en porciones y la forma de preparación cumplen con las recomendaciones de una alimentación saludable

Uno de los principales factores que ha afectado la calidad de la alimentación en el país es la transformación en la forma de preparar los alimentos. Toscano explica que, con el paso del tiempo, se ha incrementado el uso de sodio y grasas, lo que ha desviado la dieta de sus orígenes nutritivos.

Junto con este cambio, la influencia de las redes sociales y la proliferación de cadenas de comida rápida han llevado a muchas personas a consumir alimentos ultraprocesados, usualmente por falta de tiempo o comodidad. A esto se suma el sedentarismo y el consumo habitual de bebidas azucaradas, lo cual impacta negativamente en la salud a largo plazo.

"Sí, con los ajustes adecuados en porciones y la forma de preparación cumplen con las recomendaciones de una alimentación saludable", señaló Toscano, quien también recomienda la asesoría de un nutricionista para elaborar planes alimenticios personalizados.

Dietas modernas y consecuencias

Aunque las dietas actuales suelen promover alternativas supuestamente más saludables, no están exentas de problemas. Toscano advierte que el exceso de fructosa, presente en avenas con demasiadas frutas o jugos, puede causar un desequilibrio en el cuerpo. Uno de los efectos más frecuentes es el desarrollo de hígado graso, una condición que se ha vuelto común debido a la mala combinación de alimentos.

Frente a ello, la nutricionista sugiere volver a las preparaciones tradicionales. Estas no solo resultan más asequibles, al estar basadas en productos locales, sino que también favorecen la salud si se controlan las cantidades y el modo de cocción.

La influencia de la comida rápida y el sedentarismo han cambiado la alimentación de muchas familias en Ecuador./Canva

El impacto de los hábitos alimenticios comienza desde edades tempranas. Según la experta, hoy en día se acostumbra a los niños a consumir productos cargados de azúcares o ultraprocesados, lo que dificulta que adopten una alimentación saludable en el futuro debido a la dependencia que generan estos productos.

En este contexto, Toscano insiste en que no se requieren recetas complicadas para comer bien. Lo fundamental es prestar atención al valor nutricional de cada alimento y al efecto que tiene sobre el organismo.

Mitos comunes sobre la alimentación

Uno de los errores más frecuentes está relacionado con el consumo de frutas en la noche. Contrario a la creencia popular, Toscano aclara que “las calorías se mantienen constantes durante el día”. Sin embargo, el momento de la ingesta sí puede influir en ciertos procesos hormonales, como el descanso.

La nutricionista también recomienda mantener una estructura adecuada en los horarios de comida. Por ejemplo, sugiere desayunar entre 40 minutos y una hora después de levantarse, cenar mientras aún haya luz solar, y evitar alimentos tres horas antes de dormir para favorecer la reparación celular nocturna.

Toscano recuerda que los problemas de salud derivados de la alimentación no están ligados a un solo alimento, sino a los hábitos sostenidos en el tiempo. El cuerpo, además, suele enviar señales cuando algo no anda bien: falta de energía, caída del cabello, uñas frágiles o mal descanso pueden ser indicios de una dieta desequilibrada.

En este sentido, encontrar un balance entre la tradición culinaria y las exigencias actuales es clave. Platos típicos como la fritada, el bolón o el encebollado pueden seguir siendo parte de una dieta saludable, siempre que se preparen adecuadamente y se consuman en porciones apropiadas.

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