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Buena Vida

El arte de retratar la muerte

La fotografía de difuntos (fotografía post-mortem) es una practica que salió poco después de la fotografía en agosto de 1839 en París (Francia), dicha practica se extendería a el resto de Europa rápidamente.

Fue en la época victoriana cuando nació el daguerrotipo (técnica fotográfica por la cual las imágenes obtenidas se fijan en placas metálicas.), el primer procedimiento fotográfico anunciado y difundido oficialmente en 1839.

Esto permitió a los victorianos fotografiar a las personas fallecidas de forma asequible y además reducía las horas de exposición necesarias para hacer un retrato.

Era una forma de consolar a los vivos y honrar a los muertos.

Según Hans Kraus Jr., coleccionista de fotos del siglo 19 y 20 hace mención que: “Hacia la mitad del siglo 19, debido al alto índice de mortalidad, sobre todo entre niños, la muerte a menudo se percibía como una manifestación de la voluntad de Dios. Como la muerte solía ocurrir en el hogar, la experiencia se compartía con todos los miembros de la familia y se documentaba para poder recordarla”.

Los niños pobres desempeñaban, desde los cuatro años, trabajos en la minas, en la industria textil y eran vendidos a las fábricas cuando las iglesias no querían mantenerlos.

Charles Dickens, con su obra Oliver Twist, supondría un revuelo en 1838 por su crítica al trabajo y la mortalidad infantil.

A pesar de lo “perturbador” que pueda sonar esto, Kraus explica que “la fotografía post mortem servía para consolar a los supervivientes y recordar a los muertos. Una foto era un objeto tangible que representaba a los fallecidos y podía guardarse cerca del cuerpo”.