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Buena Vida

El terremoto también dejaría deshidratación

Redacción Quito
Labios resecos, ausencia de mucosa bucal, dolor de cabeza, sed excesiva... Son algunos de los síntomas que podrían aquejar a varios afectados por el terremoto de 7.8 grados, suscitado el pasado sábado, en Ecuador.
Carolina Betancourt, médico general, explicó que eso se debería a la deshidratación por la falta de consumo de agua. Agregó que lo ideal es que una persona ingiera alrededor de 2.000 mililitros diarios.
Pero, en este caso, por lo menos, los afectados del sismo deberían tomar un litro de líquido vital al día para evitar las manifestaciones de una deshidratación grave, que puede presentarse entre las 36 y 48 horas, si no hay ingesta de agua.
Sin embargo, los factores ambientales, como la temperatura, y el consumo de alimentos, también están relacionados a esta desecación.
“Si una persona está en la zona de la Costa necesita más líquido (...) si está en reposo, requiere menos”, detalló la especialista.
¿Qué podría ocasionar una deshidratación? Cuando el afectado no ha consumido el líquido vital necesario podría presentar una falla renal y alteración en los electrolitos (sodio, potasio y cloro). Y eso, a su vez, generaría una alteración neurológica: confusión, la sensación de no saber en dónde está, etcétera.
Además, la presión arterial se reduce, el paciente deja de orinar y podría caer en un estado de “‘shock’ hipovolémico” (pérdida grave de líquido y sangre), lo que conduce a “una limitación del aporte de oxígeno y nutrientes al tejido, y eso puede originar la muerte de este”, manifestó la experta.
En los niños, especialmente en los lactantes, los síntomas son similares a los de los adultos, dijo la experta. “Pasan mucho tiempo dormidos(más de lo normal), la fontanela anterior está hundida o deprimida, la boca está seca y la lengua saburral (blanca), acotó.
Los alimentos también ‘juegan’ un papel importante, sobre todo las frutas, que tienen gran cantidad de agua como la sandía, el melón y la papaya. Betancourt explicó que “un pedazo de sandía equivale a 100 mililitros de agua”.
Por su parte, Sara Mafla, licenciada en nutrición humana, precisó que en circunstancias como estas (como el siniestro) es importante el consumo de enlatados, especialmente, por su manejo. Para ella, las barras energéticas son otra alternativa, ya que aporta al organismo proteínas, carbohidratos y vitaminas. “Es necesario que contengan quinua, avena, pasas. En general frutos secos”, indicó.
Además, en las donaciones, las personas reciben varios enlatados como atunes y sardinas, que pueden ser el suplemento de alimentación, en caso de que no haya la comida recomienda por los nutricionistas. 

 

La vacunación en zonas de desastre

El Ministerio de Salud del Ecuador ha preparado una estrategia para “evitar enfermedades que puedan afectar a los diversos grupos objetivos que se encuentran en zonas de riesgo”, según un informe de la Subsecretaría Nacional de Vigilancia de Salud Pública.
Las personas que han viajado a Esmeraldas y Manabí deben someterse a la vacunación en los Centros de Operaciones de Emergencia (COE) de esas provincias de la Costa.
Por ejemplo, personal de salud que atiene a pacientes debe tener la vacuna de difteria y tétanos, hepatitis B, sarampión y rubéola; los  rescatistas que manejan cadáveres deben tener las anteriores y también antimeningococo; y quienes remueven escombros se les debe suministrar las anteriores, excepto antimeningococo y hepatitis B.


¿Por qué vacunarse?

El informe detalla que las vacunas de Toxoide diftérico evitan la ocurrencia de tétanos en personas que manejan escombros, ya que pueden sufrir heridas y están en contacto con la tierra donde se encuentra la espora tetánica; esta enfermedad tiene una alta letalidad.
La difteria tiene un alto potencial de transmisión por vía respiratoria; esta transmisión se facilita debido el contacto directo entre personas especialmente agrupadas.
La vacuna de meningococo previene la infección por Neisseriameningitidis (una bacteria que infecta al torrente sanguíneo). El contacto o manipulación de cadáveres aumenta el riesgo de contagio.
La vacuna contra el sarampión y la rubéola es necesaria en la zona debido al alto riesgo de importación de virus de estas enfermedades a través de la entrada al país de voluntarios o cooperantes internacionales; estas enfermedades de alto potencial de transmisión han sido eliminadas del país.
Las vacunas contra hepatitis B  previenen la infección con el virus de esta enfermedad, la cual ocurre por contacto con fluidos corporales. Las personas que trabajan en la zona con personal herido o cadáveres están mayormente expuestas a infectarse con el virus de hepatitis B accidentalmente.

(AAM/ER)