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Buena Vida

Eructar es rugir de salud
Aunque en muchas partes es mal visto, eructar es un acto saludable. Un gastroenterólogo explica a EXTRA por qué.
Los maleducados y bien comportados eructan. Es como ir al baño: de esa actividad nadie se libra. El alcance de esos rugidos —que normalmente vienen acompañados con un ligero sabor de la última comida que los provocó— depende del estómago de dónde salen.
Dato de ayuda a la comunidad: eructar está bien y es mejor que tirarse un pedo. Más bien, resulta más fácil.
Un gastroenterólogo consultado por EXTRA explica el porqué: “Del estómago a la boca hay 40 centímetros; si sale por la parte baja, en cambio, debe recorrer 7 metros a lo largo de los intestinos”.
Por lo tanto, eructar es como aliviar al organismo sin darle mucha vuelta a ese gas incómodo. Al final, salga por arriba o por abajo, es solo aire acumulado en la cámara gástrica, también llamada fundus.
¡Sorpresa! Ese vientre, ya sea voluminoso o pegado a las costillas, tiene su cámara gaseosa. “Siempre tenemos ahí un poquito de gas y cuando se acumula es cuando eructamos”, detalla el especialista.
La producción de eructos, hay que tenerlo claro, está íntimamente relacionada a los alimentos.
El gastroenterólogo asegura que debido a esto es preferible evitar lo que más se fermentan. ¿Ejemplo? Pues en esa lista de lo prohibido para tener una boca bien ‘educada’ están los granos secos —lenteja, garbanzo, alverjas— el bróculi, coliflor y hasta frutas como el tomate de árbol, sandía o melón.
Y por si las dudas, en esa lista también están todas las bebidas gaseosas. El médico lo describe bien: “Si burbujea en el vaso, burbujea adentro”.
Aunque sea una reacción digestiva de lo más común, hacerlo disimuladamente sería el verdadero arte de quienes eructan en público.
Claro que a cualquiera le puede pasar: hay eructos que no se anticipan, salen de golpe y cuando se intenta llevar la mano a la boca para silenciarlos, ya es muy tarde. El bajito o gran prrrr se oyó como un solo de trompeta.
Hacerlo en grande también es un don. No a cualquiera le sale uno que llegue a los 109,9 decibelios, que es el ruido que emitiría una sierra eléctrica. Paul Hunn es quien lleva esta distinción desde el 2009 por eructar más fuerte que ningún otro ser humano.
Su ‘hazaña’ le ha valido estar en el libro del Récord Guinnes desde entonces. Nadie le compite en su categoría. Tanta fue la fama que salía por su boca que fue dar a ‘Gran Bretaña tiene talento’.
El hábito aunque saludable causa disgustos, pero imposible no insistir en lo sanito que es. El gastroenterólogo lo reafirma: “Se presenta en todos los pacientes, no hay necesidad de que haya alguna patología y tampoco es señal de alerta”.
En pocas palabras: un mecanismo del organismo para expulsar lo que le sobra. La comida pudo haber estado muy rica, pero causa uno que otro estorbo gástrico.
Por eso, como el mismo médico dice: “Es mejor solo disimularlo y no reprimirlo”, aunque duda en que alguien tenga la capacidad de aguantarse uno.
En eso, los pedos son más fiables. Las flatulencias se las pausa y si ya se salen, con olor y todo, se las puede atribuir a alguien más. Con el eructo no pasa así.
Como el eructo es un acto de libertad también ha sido retratado en la cultura popular: Los Simpson —ya sea de la boca de Bart o de Barney Gómez— le ponen el toque asqueroso, pero necesario a la serie. Al mismo recurso acuden los protagonistas de Rick y Morty.
Justin Roiland, co-creador y voz de ambos personajes, Rick y Morty dio una entrevista a The Creators Proyect en 2016 con detalles de cómo hizo pasar sacar esos eructos: “Tengo que sentarme ahí con una cerveza de bajas calorías, —o una regular, dependiendo del día y de mi humor— una botella de agua y soplar aire hacia mi estómago. Este proceso es asqueroso.”
Ese proceso en el que solo la boca gesticula ordenada por el estómago también tiene sus defensores.
La mayoría están en China —porque del otro lado está Viena, país en el que eructar fuertemente merece una multa de 70 euros— donde de acuerdo a Javier Mérida, una persona que vivió durante 5 años en Shanghai, consultado por la revista Vanguardia de España: “Escupir, eructar o incluso hurgarse la nariz sin miramientos” no es algo raro y que no suceda con frecuencia.
Todo esto debido a creencias antiguas: como que tragar saliva era igual a tragar impurezas. Conclusión: mejor afuera que adentro (como dice Shrek) y por lo tanto: a sacar gases en exceso.
A frotar entonces el estómago como lámpara de Aladino, quizás de tanto insistir algo salga.
Total, si Penélope Cruz pudo para un comercial de Coca Cola, nadie la tiene difícil. La actriz demuestra así que el glamour no se opone a la naturaleza. Nunca. Mucho más si se revisa lo que le pagaron: 3 millones de dólares.