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Buena Vida

En el ritual se realizan ‘limpias’.Miguel Párraga / EXTRA

¡Así estimulan a los espíritus!

La celebración se compone de cánticos, rezos y ‘limpias’. Quienes habitualmente acuden a estos actos deben llevar una ofrenda para la entidad.

Más de 20 voces coreaban la expresión: “Mamá Francisca, te estoy llamando”. La gritería retumbaba en una casa en el sector de Mapasingue Oeste, en el norte de Guayaquil, como parte de un ritual espiritual.

La plegaria era acompañaba por el ‘tam-tam’ de una conga y de un cajón de madera. La escena era a oscuras. La poca claridad venía de unas velas puestas sobre una mesa en la que había copas de agua, ramos de flores, frutas y pan.

El ritual invocaba a Mamá Francisca Siete Sayas, una creencia de origen congoleño.

Según explicó el espiritista de la sesión, Carlos Adrián, la invocada fue una curandera de la época de la esclavitud que, al morir, se transformó en un espíritu.

El acto inició con una invocación a Dios, seguido de una ‘limpia’. Uno a uno los asistentes fueron pasando frente a la mesa y sumergiendo las manos en un balde de agua con pétalos de rosas que se echaron sobre el cuerpo y la ropa, simulando un baño.

Para ellos, el agua representa el todo, “porque el ser humano se compone de ese elemento mayoritariamente”, explicó Adrián. Argumentó que ese ritual es una celebración de santería positiva y no maligna, como lo han criticado en algunas ocasiones.

Participantes

Carlos, de 38 años, practica el espiritismo desde los 16. Asegura que, a través de un sueño, Mamá Francisca lo “eligió” para manifestarse por medio de él.

Los asistentes llevaban ropas blancas que simbolizaban la pureza. En el ambiente los aromas se mezclaron con un olor a perfume, a alcohol y al puro (cigarro) que fuma Carlos. “Es estimulante para los espíritus”, sostuvo.

Luego de la limpieza siguieron los cantos bailados en los que alzaban las piernas, una a la vez.

El baile siguió por más de media hora y el espiritista empezó a moverse bruscamente en una posición de curvatura mientras tenía la mirada perdida. “Ya le está llegando el espíritu”, murmuró una de las presentes.

El canto se hizo más fuerte y Adrián tuvo que recibir ayuda para salir de la sala de la vivienda a un cuarto en el patio. Minutos después llegó con un traje colorido como el arcoíris, caminó con un bastón y empezó a saludar a todos con una mezcla de español y lengua africana antigua. La voz era parecida a la de una anciana de más de 80 años.

Con el espíritu de Francisca supuestamente en posesión de sí, el espiritista dijo a uno de los muchachos que tocaba la caja: “tienes afligido el corazón, alguien de tu entorno te va a traicionar”.

A una chica le advirtió que si no cuidaba su alimentación, enfermará. “Ellos vienen para que ‘mamá’ los aconseje. Ella les menciona problemas de sus vidas sin conocerlos”, explicó el santero antes de la sesión.

Las recomendaciones se daban de rodillas, a manera de confesión sacerdotal, y terminaban con un baño de flores. Es todo. Carlos se retiró de nuevo al dormitorio mientras el resto finalizó el encuentro con música y aplausos.

Para creyentes

Entidades son acompañantes

Francisca es considerada como ‘Eggun’ o ‘espíritu desencarnado’. Dicen los creyentes que estas entidades acompañan a las personas y las guían durante la vida.

Cuando se les rinde culto, los asistentes deben ofrecer ofrendas, que pueden ser flores o frutas. Pero si se le hace una petición grande “debe ser una gota de sangre”, dijo la Kissi Arias, devota de estas prácticas.

Asimismo, cuando se cumple el pedido, al ‘Eggun’ se le debe dar un ofrecimiento nuevamente como agradecimiento.

Arias conoció de esta creencia por transmisión de sus familiares.