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Buena Vida

Belén Franco: “He logrado que el sobrepeso no me ponga límites”
La actriz, de 32 años, se ha hecho respetar tanto dentro como fuera de las tablas.
Aunque su nombre no es mediáticamente conocido, Belén Franco Mejía se está abriendo paso poco a poco dentro del mundo actoral. No es una improvisada. Hace ocho años regresó al país con el título de actriz obtenido en el Centro de Investigaciones Cinematográficas de Buenos Aires.
Sin embargo, el temor y la incertidumbre de saber si en realidad sería tomada en cuenta, en un medio tan competitivo donde la imagen puede incluso estar sobre el talento, la deprimieron.
La razón en aquel entonces era su sobrepeso. Actualmente aquello quedó superado. Belén es una mujer feliz y sin complejos, que se hace respetar tanto fuera como dentro de las tablas, gracias a las varias obras en las que ha participado.
Su mayor apoyo y consejera es su mamá. Peky Andino, conocedor de su talento, la tomó en cuenta y la incluyó en su nueva producción de Ecuavisa, la novela Sharon, La hechicera.
¿Cómo te llega la propuesta para integrarte a la novela Sharon, cuando se sabe muy poco de tu trabajo actoral?
Es muy loco como se dieron las cosas. Yo trabajé para Ecuavisa Quito, en el 2012, en el área de producción, pero con base en Guayaquil. Ahí conocí a Peky Andino, pero nunca trabajé directamente con él. Sabía que era actriz y cuando decido salir de Ecuavisa, entro a hacer teatro al Pop-Up. Peky fue en agosto del año pasado cuando se hizo la primera teatronovela, ‘Miserables’, en la cual yo tenía dos capítulos, uno con Verónica Pinzón y otro con Prisca -Bustamente- y Nacho Cuesta.
Te vio actuar y te llamó.
En noviembre Peky volvió a ir al teatro a ver otra obra donde yo actuaba, ‘Te odio gorda’, y a una de mis mejores amigas, que es la que hace los castings para la novela de Sharon, le dije que si no me iba a llamar aunque sea para llevar el agua y me dijo que le dejara ver. Luego me comentó que Peky me quería para estar en esa novela, pero no dije nada, porque a veces las cosas no se cumplen. Cuando salimos de ‘Te odio gorda’, Peky me dijo, “ya prepárate porque vas a estar en Sharon”. Le pregunté qué iba a hacer y me dijo ‘ahí vamos a ver’. Recuerdo que bromeando le dije que no le iba a aceptar nada que no sea el papel de Sharon. Voy a estar en toda la novela. Somos tres vecinas chismosas, Scarlet Córdova, Tábata Gálvez y yo.
¿Ha habido buena química entre ustedes?
Sí, mucha química desde el primer día. Nuestras escenas nos salen muy rápido.
¿Esa palabra gorda suele molestarte o no?
No. Gorda como tal no. Aprendí a aceptarla hace algunos años. En el 2010 cuando llegué de Buenos Aires, hice una obra ‘Gorda, el peso del amor’, que ha ganado premios, junto a Cristina Rodas y a Viviana Cordero, en el centro comercial Iñaquito. Ahí aprendí a perderle miedo a esa palabra. Todo depende cómo la usen.
¿Siempre has tenido sobrepeso?
Sí, siempre he sido entradita en carnes, pero no con el sobrepeso que tengo ahora.
¿Qué te molesta del significado?
Me molesta que la tomen como insulto. La palabra como tal existe. Es como si dijeran flaca, alta, baja. Uno le pone el significado y el problema es que lo toman como un insulto. Siempre he dicho que si te dicen gorda es peor que te insulten a la madre. Lo dicen como una ofensa. Una vez oí al doctor Alberto Cormillot, que es un nutricionista argentino muy conocido, dueño de una clínica, decir que si alguna vez en la calle te dicen la gorda, la gordita o una ofensa y uno se queda por lo general callada, tiene que virarse y decir ‘¡Perdón!’. O sea, ¿por qué tengo que aceptarlo? y es verdad. Yo no tengo que ir educando a la gente. Y me ha pasado en dos ocasiones donde he dicho ‘¡Perdón!’.
Cuéntanos esas malas experiencias.
Estaba en el supermercado cogiendo el pan y había una pareja de más o menos 55 años. El señor me quedó viendo y le sonreí. Le iba a pasar la tenaza para que coja el pan y parece que la mujer le dijo algo y él le respondió, ‘No, mi amor, déjame ver si es que la señora nos deja algo para comer’. Entonces yo me regresé para verlo y le dije ‘¡Perdón!’. Su comentario es totalmente fuera de lugar, muy poco acertado para un caballero, creo yo, como Ud. y de su edad. Él me quedó viendo y cuando la mujer iba a hablar le dije alzando la voz ‘¡Ud también, listo!’ . Me molestó mucho. En otra ocasión, en mi primer día de grabación alguien dijo ‘la gordita que se mueva para allá’, y le dije en pleno set, ‘la gordita tiene nombre y se llama Belén’; nunca más, cada vez que esa persona me ve me llama por mi nombre y está bien.
Te estás haciendo respetar.
Sí y no digo que voy a salvar el mundo. Pero esas personas pensarán dos veces antes de llamar gorda a otra persona.
¿Eres feliz así como estás?
Soy feliz, pero quiero bajar, ¡por supuesto!
¿Has visitado nutricionistas? ¿Has hecho planes dietéticos?
¡Claro! y la operación gástrica es algo que aún la sigo considerando, pero hay veces en que me dicen que si soy feliz así, para que me quiero operar, pero estoy aprendiendo a quererme y si lo estoy haciendo es porque quiero aprender a estar mejor. He logrado que el sobrepeso no me ponga límites. He logrado vencer miedos.
La cantante Jennifer Hudson y la comediante Melissa McCarthy lograron bajar de peso y siguen siendo las mismas.
Así es, como por ejemplo esta modelo Ashley Graham que salió en la revista Sports Illustrated, bajó de peso, pero se mantiene saludable. Me gusta comer. Soy muy desorganizada con mis horarios de comida, ese es mi problema. No soy de comer mucho, pero pico a deshoras.
¿Crees que si pierdes peso, ya no te van a tomar en cuenta para otras producciones? Cambiará tu vida laboral.
Lo llegué a pensar, pero no. Volví a las tablas gracias a Carolina Piechestein, siempre al final de año me gusta dar las gracias a quienes están en nuestras vidas, siempre hay que ser agradecidos y a Ricardo Velasteguí, de Pop-Up, cuando ha sido el término de temporada teatral también le doy las gracias.
Me contaron que eres una mujer sin complejos, que si tienes que desvestirte lo haces sin importar quién esté.
Más allá de complejos, en la actuación cuando te tienes que cambiar de vestuario no hay tiempo para ir al camerino, y en Sharon me pasó. No hay vestidor o baño cerca, quién va a tener tiempo en ese momento de decir ‘Qué rica’ o de morbosear. Estás tan concentrado que no hay tiempo para ver al otro. Como he grabado en Durán con otras personas, agarré y me vestí ahí mismo.
Una niña más
“Aunque tengo 32 años, mentalmente soy de 8. Cuando me junto con mis amigas del colegio yo me la paso jugando con sus hijos. Es raro porque soy como que dulce para los niños, aunque soy de tenerlos lejitos, pero como son niños muy inteligentes me agrada mucho compartir con ellos”.
No acepta burlas
“Cuando me han propuesto hacer un personaje, pregunto de qué se trata y si es algo para burlarse de mi condición de gorda y de los gordos, agradezco mucho y no lo hago. He dicho no, muchísimas gracias, y no me importa si me vuelven o no a llamar, pero no puedes faltar a tus valores y principios”.
Amor platónico
“Hay un actor al que quiero mucho. Es Pancho Arias, un actorazo de Quito y también va a estar en la novela de Sharon. Estuvo en la obra ‘Cabaret’ y siempre he dicho que él es mi amor platónico, pero creo que es por la admiración que le tengo, porque es un artista completo”.