Buena Vida
Dejaron las calles para formar los ‘food parks’ en Quito
Los camiones de comida buscaron una alternativa para seguir produciendo, tras los limitados cupos que otorgó el Municipio para deambular en la capital.

Una de las plazas ubicadas en el norte de Quito
Dejaron las calles quiteñas y apostaron por pequeñas plazas pintorescas adaptadas para recibir comensales. Los ‘food trucks’ -nombre en inglés de los camiones de venta de comida- ya no se desplazan por la urbe, sino que se han situado en lugares llamativos, llenos de luz, color y música, para vender diferentes platillos, bebidas y hasta golosinas.
Esta moda europea arrancó en Quito con la aparición de varios vehículos acondicionados, cuya localización inicial fue en las avenidas más comerciales del norte de la urbe, hace más de un año. Sin embargo, aquella realidad quedó en el pasado y lo que está ‘pegando’ en la ciudad son estas plazoletas, que además de tener una buena ubicación, generan empleo a nacionales y extranjeros. En definitiva, son cunas de nuevos artistas y, sobre todo, son aptas para todo público.
La Platea fue la primera plaza de la capital. Tiene sillones, una barra de bebidas y hasta un futbolín, para quienes buscan comida y distracción juntas. El lugar nació del ingenio de Andrés Torres y sus socios, que han vivido en España. Ellos notaron que a la capital ecuatoriana le hacían falta sitios similares a los que existen en Europa. Por ello, buscaron un espacio en La Floresta, que combinaba el arte y la cultura, para levantar el negocio.
El espacio funciona desde hace diez meses, y pese a que la plaza estaba diseñada para recibir a músicos o artistas, el ‘target’ dio un giro. Hoy, llegan familias enteras, oficinistas y estudiantes. Está equipada con trece ‘food trucks’ y en su interior, hay elementos reciclados que brindan un toque ‘chévere’ para sentarse a conversar, tomar un café o ‘pegarse’ una buena hamburguesa para pasar el hambre.
En octubre de 2016, el Municipio de Quito emitió la resolución A 028 para regular la operación de los camiones de comida en la calle con el fin de que ejercieran una actividad económica de forma ordenada. En ese entonces eran solo 60 lugares autorizados en el norte, centro y sur, por ello los dueños de los camiones tuvieron que buscar otra opción.
Ahora, los ‘food trucks’ que están en las plazoletas no se mueven solo como carritos de comida, sino como restaurantes, para lo cual requieren permisos como el uso de suelo, patente, RUC, certificados de manipulación de alimentos, medio ambiente, etc.
A pesar de ello, Patricio Burneo, quien administra la plaza Festival Street Station, en la avenida Eloy Alfaro, no compara estos negocios con restaurantes establecidos. Sabe que la moda ‘atrae’ y que, gracias a ello, hoy están en ‘boga’, pero también advierte que de un momento a otro la buena ‘racha’ puede terminar.
Sin embargo, para los usuarios no se trata simplemente de una moda; ellos han encontrado comodidad, sobre todo en los precios. Erika Bodniza visita dos veces a la semana estos lugares y asegura que lo que expenden allí es “bueno, bonito y barato”, cuyo complemento es el escenario, el cual genera tranquilidad.
Plaza Festival se levanta entre pérgolas, calentadores y luces. Eso sin añadir que también cuenta con un parqueadero con capacidad para más de 100 autos, un plus que, según Burneo, no tienen algunas otras plazoletas. La inversión fue de aproximadamente 35 mil dólares, y aparentemente, resulta rentable. Pero, el administrador considera que la idea no es quedarse en los ‘food trucks’, sino pensar en algo más grande a largo plazo.
Actualmente, los espacios que ocupan los camiones generan arriendos que van desde los 500 hasta los 1.400 dólares, detalla Burneo. Hasta el momento, no hay un número exacto de cuántas plazas existen en Quito.
Generan empleo
Los horarios de atención de estos espacios varían, pero generalmente son más visitados pasadas las 17:00. En cada uno de los camiones de comida hay un promedio de tres personas que se encargan del puesto, y no solo son ecuatorianas, sino también venezolanas, colombianas, argentinas y más nacionalidades.
Detrás de un ‘carrito’ que vende hamburguesas, grandes y jugosas, está Henry Contreras, un venezolano que halló un puesto de trabajo en la plaza de El Pintado, sur de Quito. Edwin Ocampo es el presidente de la primera Asociación de ‘Food Trucks’ del Sur. Uno de los objetivos de este negocio es generar ingresos, dice -y explica que- un remolque con adecuaciones puede costar 25.000 dólares, pero si este incluye un cabezal (motorizado) el valor aumenta a 45.000.
Hoy, esa plazoleta se asienta en un espacio donde años atrás funcionaba una gasolinera. “Hablamos con el dueño del terreno, nos alquiló el predio... decidimos invertir más dinero para hacer las adecuaciones, ya que recibimos un exhorto por parte de la comisaria, en el cual (nos indicaba que ya) no podíamos estar en las calles, ya que existía una resolución”, dijo.
A Edwin le preocupa que otras plazas pudieran situarse en los alrededores y por esta razón, cree que se deberían respetar los espacios.
Cristóbal Gallegos es el administrador de plaza Central, en plena avenida González Suárez. Para él, generar empleo es una de las ventajas de estos lugares, repletos de ofertas gastronómicas: alitas BBQ, sánduches, postres, cócteles, shawarmas. además, que también está la comodidad para la diversidad de comensales.
Él resaltó la diversión que al paso allí se ofrece: música en vivo, disc jockeys, magos. “Aparte de ser un lugar gastronómico, también damos una ayuda al tema de los jóvenes, bandas nuevas... Apoyamos el talento nacional”, señala Cristóbal.
¿Cuál es la diferencia de estar en la calle? La comodidad, dice el administrador de Central. “Hemos hecho alianza con varias empresas para mejorar el tipo de servicio que prestamos; tenemos mesas muy confortables, calefacción y eso nos diferencia del resto”, acota.
Chintya Briones tiene 30 años y se encarga del área de coctelería. Hizo un curso de bartender y también recibió capacitaciones para las bebidas que sirven allí (solamente para adultos), las cuales son solo de acompañamiento, como lo explica Andrés Torres, quien afirma que no se trata de convertir esos sitios en bares.
Las licencias para el funcionamiento
Jacobo Herdoíza, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda del Distrito Metropolitano de Quito, explica que hay dos licencias que tienen habilitaciones distintas. La primera es la urbanísticas, que es permitida para predios que tienen componentes arquitectónicos fijos de más de 40 metros cuadrados, estas deben someterse a certificación de planos y obtención de licencia metropolitana urbanistica 20. Es decir, que un ‘food park’ que tenga baterías sanitarias, guardiana, cocinas fijas, debe obtener este permiso.
Si es que las obras no sobrepasan los 40 metros cuadrados y están relacionadas a adaptar cerramientos, mejorar su tratamiento de piso, realizar adecuaciones, pueden utilizar una licencia simplificada de trabajos varios, la cual permite hacer obras menores.
En materia de licenciamiento de actividad económica, los establecimientos requieren la LUAE, lo cual depende del uso de suelo y compatibilidad, en este caso de restaurante.
Carlos Andrés Flores, director Metropolitano de Servicios Ciudadanos, dijo que se está creando, a través de Alcaldía de Quito, reglas claras a ellos. Se está regularizando el tema para “tener las reglas claras del juego”, concluyó.