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Buena Vida

Jessie Ochoa: Crea ropa interior para dar comodidad, confianza y seguridad

Debido a su delgadez no encontraba prendas íntimas para ella y se propuso a diseñarlas. Son hechas a la medida y según las necesidades de sus clientas

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La creativa se especializó en Medellín, Colombia, ciudad a la que viaja cada seis meses para actualizarse.Instagram/Polkadots

J essie Ochoa rompió tabúes en su natal Cuenca, cuando empezó a crear lencería y ropa interior a la medida. Lo que en sus inicios se llegó a asociar con un tema sexual, luego de seis años es un próspero emprendimiento que surgió de su propia necesidad.

En su adolescencia, la creativa, de 35 años, no encontraba prendas íntimas que se ajustaran o adaptaran a su cuerpo, lo que era causa de incomodidad e inseguridad que la indujeron a pensar en modificar su cuerpo por medio de implantes en los senos y glúteos.

Por su marcada delgadez, que ahora es su mejor aliada, todo le quedaba flojo. No llenaba ningún brasier. “Cuando ya no pude más, me dije que no era yo la que estaba mal, las prendas se tienen que adaptar a mí, no yo a las prendas. Era ilógico lo que pasaba”, relata Jessie, quien se propuso como reto crear piezas que vayan acorde al cuerpo, estilo de vida y a las necesidades de sus usuarias. Por supuesto, también a las de ella.

Terminado el bachillerato ingresó a la Universidad de Azuay, donde se preparó en diseño textil y de modas. Pero al culminar la carrera se encontró frente a una dura realidad: no había los materiales necesarios para poder trabajar.

La búsqueda de conocimientos, diseños, telas, agujas, encajes y otros implementos, la llevaron a Medellín, Colombia, donde hizo dos años intensivos de estudios. De hecho, su acento al hablar es una mezcla cantada entre paisa y cuencano.

“Investigué y descubrí que en Medellín estaba más desarrollada la creación de lencería y corsetería. Quería un lugar donde esto esté más establecido. Allá me preparé. Cada seis meses viajo para actualizarme con los materiales y la confección”, relata la emprendedora, quien nunca se apega a las tendencias de diseños y colores, porque no le gusta la imposición de estilos.

“La ropa interior es un asunto muy personal, depende de lo que le gusta a la clienta. Los diseños los cambio cada tres meses”, recalca.

Su taller

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Tardó un año en abrir su taller, luego de un préstamo bancario.Cortesía

Para abrir su taller hizo un préstamo bancario de 5 mil dólares. Le da trabajo a tres chicas, quienes fabrican las prendas que ella crea; también cose. Las primeras juezas son sus amigas.

Luego de usar los patrones (samples) que le entrega a cada una le comentan las fallas que encontraron (encaje rígido, telas, hilos y elásticos molestosos) para de inmediato corregirlas.

El material que se usa en la confección de las prendas íntimas debe ser suave y delicado, desde el hilo hasta la tela de algodón, lycra nylon y encajes, para que quien la use se sienta cómoda, que no le estorbe, o que al mediodía sienta que la varilla del brasier le está rompiendo el pecho.

Sus creaciones se venden en Quito y Cuenca en locales físicos, mientras que en Guayaquil se comercializan vía online. En Cuenca está su showroom, al que acuden las clientas no solo a comprar, sino a solicitar la confección de ropa interior a la medida. Un rubro en el que le va bastante bien es en los trajes de baño, sobre todo con clientas de la Costa. Los crea para taparles los rollitos y según la actividad que van a realizar.

No me va a servir un terno de baño lleno de tiras si me voy a tirar al sol, o un strapless si voy a meterme al mar y las olas me van a tumbar”, recalca.

“La ropa interior es un asunto muy personal, depende de lo que le gusta a la clienta. Los diseños los cambio cada tres meses” 

Diferencias marcadas

En la Sierra, indica Jessie, es súper marcada la diferencia. Son más sobrios en los tonos. Usan mucho el negro, blanco, beige, no muy llamativos, sino más serios.

En cambio en la Costa se atreven más con los colores. “A las clientas les gustan los colores vivos, neones, se nota la diferencia. Como que acá somos más tímidas”, afirma. Lo que más piden son artículos con encajes en colores rojos, negros, blancos, “se mueve bastante el tono vinotinto”.

Las más solicitadas

La prenda interior que más piden es la tanga en algodón. De un tiempo acá, los gustos de las usuarias han cambiado mucho. Al inicio confeccionaba pantys más cubiertos, pero ahora se inclinan por la tanga. ¿La razón? Es más cómoda para llevarla con un vestido, un pantalón, porque no se marca. Otra pieza que solicitan es el bralette sin varillas.

Cuestión de comodidad

“Todos o casi todos usamos ropa interior a diario. Es lo primero que me pongo en mi día a día. Es una cuestión de comodidad. Es la base de la indumentaria que llevo puesta para ir al trabajo, a una reunión, a un evento y tiene que adaptarse muy bien a mi cuerpo”.

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Más de ella...

- Soltera y enamorada.

Suele modelar sus propias creaciones, que muestra en sus redes sociales.

-También crea prendas para editoriales de moda.

- Cuando las marcas no encuentran en el mercado lo que buscan su taller se encarga de crear el vestuario solicitado, acoplándose a la identidad, colores, ADN, y lo que necesitan para sus campañas publicitarias y en redes.

- Sus piezas fueron usadas en la revista de moda Scorpio Jin Magazine, de Miami, Estados Unidos.