Buena Vida
Mino Conti y su esencia andrógina

Su cabello desenfadado juega perfectamente con su rostro ambiguo. Es andrógino, eso hace que lo femenino y masculino se desdibuje en su imagen. Sentado frente a un pequeño espejo y con el maquillaje de su madre, Mino Conti empieza su ligera transformación, aquella que -de una u otra forma- le da un rasgo distinto.
Esta vez no sabe que hará en él, pero está seguro de que algo se le ocurrirá para lucir bien. De repente, saca de su mochila un frasco de café, lleno de escarcha azul.
“Es de mi abuela”, dice Mino, consciente de que ella no sabe de su orientación.
Es gay. Su mamá, en cambio, lo sabe y no tiene ningún reparo con ello. Al contrario, lo ha apoyado siempre y más ahora que Mino es un artista: baila en tacones, desfila, es activista de la comunidad LGBTI... Eso y más.
De regreso a su transformación, piensa en dónde usar la escarcha. Al principio cree que la usará en las cejas, pero rápidamente cambia de decisión.
”Solo la utilizaré en los labios”, dice mientras los saborea con su lengua, tratando de ponerse a la perfección el delineador que le da a sus ojos la apariencia felina. Dos líneas negras están marcadas en sus párpados, aquellos que ya tienen un ligero café de fondo.
Entra tanto, una amiga suya, Alexa, le moldea el cabello ondulado y oscuro. Bromean entre ambos, quizás por un chico, quizás por los recuerdos que tienen... Se llevaban bien desde el día en que se conocieron en un gimnasio. Desde ese momento no se han separado.
Cuando llegó la hora de escoger la ropa, Mino ya tenía dos atuendos para hacer una sesión distinta a las demás, una sesión para el ‘Lunes Sexy’ de Extra, en la versión digital. Como si fuera lo más sencillo, el artista se paró frente al lente, con gafas, con tacos, con los labios azules, y posó, libre, dejando atrás alguna atadura.
De fondo pidió música de Lady Gaga, pero su desenvolvimiento durante la producción se asemejaban un poco más al papel que hizo Angelina Jolie, en la película de Gia, la primera supermodelo americana. Desatado, agarró una silla y la usó para poner sus zapatos en ella. También saltó, se río, hizo lo que quiso. Ese es su sello, eso es Mino Conti, un artistas que busca llevar el mundo LGBTI más allá...
Al finalizar, y como siempre excéntrico, quiso usar unas gafas compradas en Cuenca, con sellos de dinero, para la entrevista. Le quedaba perfecto, no había cómo negarse a ello.