Los candidatos de Mister Gay World luchan contra la homofobia

El tras ‘bambalinas’ era pacífico. No habían prendas botadas por el piso, ni muchachos musculosos en ropa interior. Solo un sillón rojo hizo las veces de camerino. Era común verlos levantarse y dirigirse al baño para afinar detalles en su rostro. “Ya es hora”, dijo una voz, desde el otro extremo de esa cafetería, ubicada en el norte de Quito. En ese lugar, la noche de 12 de enero se llevó a cabo la presentación de los participantes al Mister Gay World 2017.

Con parsimonia arreglaron sus pantalones y ciñeron las camisetas al cuerpo, con un nudo en la espalda, mientras que en la parte superior portaban la leyenda “candidato oficial”. Las motivaciones, historias y metas de los cuatro participantes parecían sacadas de una novela, en cuya trama los amores, conflictos y sueños no podían faltar.

Esa noche “dejaron de ser solo una cara bonita” y se convirtieron en guerreros que luchan contra la homofobia. No fue difícil definir su esencia: “un amiguito de la escuela” y “la fascinación por las barbies” se arraigaron con fuerza cuando eran solo unos niños, pero eso sí: “No somos locas”, coinciden.

Flavio Romero no soporta que le ‘tiren’ besos en la calle. “Si un hombre siente que así reafirma su masculinidad, está perdido. Eso es asqueroso”, refirió el manaba, de 27 años. Se inscribió en el concurso para eliminar de a poco los criterios “machistas” en la gente. No niega que siente miedo de cómo va a reaccionar el público. Siempre supo que lo suyo eran los “chicos”, pero tardó seis novias en entender que se había enamorado de un amigo. “Tuve relaciones con mujeres, no fue incómodo, fue romántico, pero ahora me quedo con los hombres”, reveló.

Cristhian Barzola, otro de los candidatos, supo desde niño que “amaba a los muchachos”. A los 13 años le confesó a su mami que era gay. “Ella me dijo que siempre me amaría porque soy su hijo”, detalló. Si en la calle le dicen “mira esa loca”, no les ‘lanza’ un puñete; solo sentencia “mírame y castígate”. Su mayor temor es tropezar en la pasarela.

Sin miedo a nada, Juan Carlos Cevallos se puso la camiseta del concurso. El quiteño quiere sembrar conciencia de lo que “significa ser gay”. Desde los 5 años sabía que le gustaban los niños. Su compañerito del kinder fue su primer amor. En la adolescencia las cosas se complicaron un poco. “Pasaba en el baño y me ponía mucho gel. Mi padre me veía y me decía ¡péinate como hombre! o ¡te estás volviendo maricón!”. Sin embargo, cuando ‘salió del clóset’ tuvo el apoyo de la familia.

La madre de Ángel Velásquez también estuvo a su lado cuando se declaró “abiertamente gay”. El chico, de 23 años, se preocupa mucho de su imagen, hace ejercicio y come sano para evitar engordar. Recordó que hace años, en otro certamen de belleza, gente del público les arrojó botellas a los participantes y teme que algo así vuelva a pasar.

Mauricio Erazo es el organizador de este evento, que se ha realizado en el mundo durante nueve ediciones. Ahora, por primera vez, se realizará en Ecuador y el ganador representará al país en España, desde el 5 al 10 de mayo.

Más que una cara bonita, se busca a una persona que represente de manera adecuada a la comunidad GLBTI, indicó Mauricio. Siete son los candidatos, que el 4 de febrero se disputarán la final. Ahí se elegirá al ganador, primer y segundo finalista, mejor traje típico, mejor rostro, mejor cuerpo y el concursante con más popularidad.