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Diario Extra Ecuador

Una noche con el Niño del Caracol

Creencia popular en cantones manabitas. Creyentes deben esperar años para orar ante pequeña imagen encontrada hace más de un siglo

Con velas y flores adornaron la aclamada imagen.

Con velas y flores adornaron la aclamada imagen.Cortesía

Isabel Campuzano
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Cinco años debió esperar Ciro Bienvenido Chávez para poder rezar con su familia ante la imagen del Niño del Caracol, una de las representaciones populares entre los creyentes de la provincia de Manabí.

En aquel tiempo, Chávez solicitó al Niñito, pero no pudo recibirlo, la agenda de los pedidos estaba copada. En sus siguientes intentos fue programado para que pueda llevarlo a su casa en el último día del año 2020.

Con la ilusión de quien va a recibir a alguien muy querido, el 31 de diciembre pasado, Ciro Chávez fue en busca de la imagen hasta el cantón Chone, donde una familia también fue favorecida con tenerlo por una noche.

Ya casi al finalizar diciembre y el año, Chávez y su esposa Martha López tuvieron en su casa, en la ciudadela Bellavista del cantón Jipijapa, a la tan anhelada representación.

Ciro Chávez llegó a casa con la tan  anhelada imagen.

La pequeñita imagen que permanece dentro de una caja de madera fue colocada sobre una mesa, escoltada por dos jarrones con flores. Les encendieron velas y ante ella oraron. Cada uno de los asistentes, en silencio, dedicó su tiempo para rezar y también para agradecerle. Ese era uno de los motivos por los cuales Ciro Chávez buscaba tener al Niño en su casa.

En el seno de esta familia se habló y difundió, como suele hacerse de boca en boca, de los hechos prodigiosos que se habrían dado con la invocación de esta imagen y por eso que se han multiplicado los pedidos entre los manabitas para rezarle.

El 31 de diciembre de 2020, para la familia de manabitas fue una noche especial, despidieron el Niño del Caracol.

IMAGEN TALLADA EN UNA CONCHA

El Niño del Caracol, un peregrino al que muchos quieren tener

Sobre el origen del afamado Niño del Caracol se ha registrado, según los relatos, que fue encontrado hace más de un siglo por un señor de apellido Bravo, en una playa cuando él llevaba carga en su burro, desde el sitio La Soledad hasta Charapotó, en Manabí.

El trabajador habría tropezado con un caracol, lo arrojó más lejos y siguió caminando. Kilómetros más adelante habría vuelto a tropezar con el mismo objeto y volvió a arrojarlo. En el trayecto, por tercera vez, el hombre encontró dicho caracol y optó por llevarlo a casa.

Bravo entregó el caracol a su hijo como un juguete y en la vivienda se habrían registrado algunos hechos inexplicables. Ahí se percataron que dentro de la concha estaba tallada la imagen de un niño con las manos juntas, en señal de oración.

También se cuenta que una vez la imagen fue robada y quien lo hizo tuvo pérdidas económicas y dolencias. Después que la devolvió, superó las dificultades. (IC)

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