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Buena Vida

Los cucos que sanan malestares
Muñecos y cojines hechos con materiales reciclados y hierbas medicinales, son alternativas para el estrés y los males que se derivan de él.
De entrada se percibe el aroma dulce de la canela, la lavanda, el eucalipto y de otras hierbas medicinales, que, combinadas, dan una sensación de bienestar a la casa de las singulares emprendedoras, Mercedes Molina y, su hija, Gabriela Chicaiza.
En la parte trasera del lugar, están unas bolsas plásticas llenas de retazos de telas, materia prima de los personajes que cobran vida en la máquina de coser de Mercedes.
No tienen formas definidas porque son ‘monstruos’ hechos con telas de camisas, pantalones o faldas que no se usarán más. “Mi apego por el reciclaje nació cuando estaba en la Fundación Cáritas”, cuenta la madre. En 1981, esa entidad entregaba sus donaciones a los más necesitados y Mercedes lavaba y planchaba las prendas que beneficiaban a ellos.
“Habían camisas grandotas y se me ocurrió cortarlas para hacer ropas más pequeñas”, relata mientras muestra sus creaciones.
Lo que se hereda...
Gabriela siempre sintió curiosidad por las actividades manuales. A los 8 años se atrevió a tomar la máquina de coser para crear sus propias cosas. “Le veía a mi mamá y me emocionaba”, dice Gabriela.
Con sus estudios de medicina natural cursados, le dio forma a un singular emprendimiento.“ Las hierbas tienen usos ancestrales, nosotros las cultivamos, las secamos y las ponemos en los cojines”, comenta Gabriela.
Por ejemplo, para un sueño reparador ella experimenta con romero, hierbaluisa, picadillo de palo santo y lavanda. Según la pequeña empresaria, las rosas y la canela sirven para reanimar el espíritu de cualquiera.
Sus ‘monstruos guardianes’, como les llama, tienen figuras que, lejos de ser tenebrosas tienen un tierno aspecto. Sin embargo, todo puede ser personalizado según las necesidades emocionales y de salud de los clientes, tanto adultos como niños.
Los cojines se rellenan con un poco de plumón y también con retazos de tela. “Aquí todos los materiales son aprovechados, somos conscientes de que el plástico y la tela no se descomponen fácilmente”, cuenta Mercedes.
Las prendas pueden ser de plástico también
Mercedes dice que no puede estar quieta mucho tiempo, así que los muñecos y cojínes de aromaterapia, no son lo único que puede hacer. Ella aprovecha las fundas de plástico de las compras del pan, o del supermercado para hacer hilo y con él teje carteras, bufandas y hasta zapatos de colores.
Además hace arreglos a las prendas que pueden verse viejas o manchadas. “Con las telas les pongo apliques, o les desarmo para sacar un nuevo diseño”, comenta Mercedes y muestra un conjunto amarillo en el que trabaja por ahora. La vena artesanal le vino de su padre, quien fue un gran carpintero y ebanista, según cuenta.
Economía alternativa
Este emprendimiento no funciona en un local. Ellas asisten a ferias artesanales, en mayo estarán en la Floresta con el motivo del Día de la Madre.