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Diario Extra Ecuador

Buena Vida

Ofenderse, un proceso mental automático que puede evitarse

Entre las causas más comunes para ‘encendernos’ como ‘fosforitos’ están cuando nos sentimos atacados o lastimados, física y/o emocionalmente.

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Ofenderse podría considerarse una calle de dos vías: la primera, tomar las cosas por el lado amable y simplemente no prestar atención a esa ofensa; la segunda, lo más común, enojarse, perder la cabeza, ofender de vuelta e incluso llegar a agresiones físicas.

Entre las causas que más comunes para encendernos como ‘fosforitos’ están cuando nos sentimos atacados o lastimados, física y/o emocionalmente; ignorados, rechazados o excluidos; engañados, acusados injustamente o avergonzados; imposibilitados de lograr lo que deseamos, inferiores o devaluados.

¿Por qué solemos ofendernos de manera tan rápida y fácil? Según la psicóloga Deborah Talmi, citada por la BBC, sentirse ofendido es un sentimiento común, pero extremadamente complejo y en gran medida poco comprendido.

Ella explica al medio británico que “no es una de esas emociones que ha sido estudiada por décadas, como las reacciones motivadas por el miedo. Es algo sutil y que no vemos en los animales”.

Sabemos que ofendernos y enojarnos, por consiguiente, puede traernos consecuencias negativas a nivel físico (gastritis), familiar o social (resentimientos), y desde luego emocional.

Pero para llegar a ese punto de ofendernos, pasamos por algunas fases previas que te explicamos a continuación:

Una reacción automática

Talmi explica que existen una serie de pasos que ocurren “muy rápidamente y en forma automática” en nuestro cerebro antes de que se produzca un sentimiento por la ofensa.

¿Esto es relevante para mí? ¿Es bueno o malo para mí? ¿Me ayuda o impide mi progreso? ¿Qué aspectos de mi persona toca esto? ¿Quién lo dijo y cuál fue su intención?

“Lo más obvio es que cuando nos ofendemos el cerebro tiene que computar y decidir el significado de las palabras que nos llegan y ponerlas en contexto”, según Telmi.

Esto se conoce como la memoria semántica, la cual nos permite evaluar el significado de la información que receptamos.

Se ‘alborota’ tu sistema

Una vez que te ofenden se genera una reacción dentro de ti. Existen mecanismos evolutivos que se activan tales como el ritmo cardíaco y una dilatación de los vasos sanguíneos haciendo que llegue más sangre a las extremidades.

Además están los cambios en la digestión. El enojo, por ejemplo, incrementa la secreción de ácidos en el estómago, lo cual genera ardor y dolor estomacal. Incluso, aumenta el riesgo de desarrollar gastritis, reflujo y la formación de úlceras.

La forma como tomemos las cosas

Talmi indica que en ciertos casos nos ofendemos porque el comentario toca fibras profundas, que tienen que ver con incidentes pasados, incluso de la niñez.

“Sentir una ofensa es resultado de percibir el mundo y comprender un contexto en una cierta forma”, indica la psicóloga. Ella pone como ejemplo una conversación de madre e hija, donde la primera cuestiona la forma de crianza de sus hijos; en este escenario lo más seguro es que la hija pueda ofenderse.

Mientras en un segundo escenario, la misma madre cuente experiencias a su hija, dejando claro que respeta sus modos y opiniones; esto hara que “entienda que su madre actúa por amor, y que viene de una generación distinta en que las madres sentían un deber de guiar a sus hijas”, explica Telmi.

Clara identidad y principios

La profesional cree que “aún cuando te ofendes, te sentirás diferente respecto a muchas situaciones si te relacionas de una forma diferente con tu identidad”.

Cita como ejemplo un comentario racista: “si sabes que la mayoría de la sociedad no comparte ese comentario y que tienes el apoyo de tu familia y tus amigos, sentirás tal vez ira, pero no te sentirás amenazada”.

El cuerpo da señales

Saber detectar las señales que nos da el cuerpo puede ayudar a contrarrestar sentirnos ofendidos. La clave está en cómo interpretamos las acciones o mensajes.

“Muchas veces nuestros cuerpos, que son muy listos, nos dicen por la forma en que reaccionan cuál es nuestra interpretación de un evento, aunque nos gustaría que fuera diferente. Nuestro cuerpo nos da una señal de alerta”, dice Telmi sobre la forma de interpretar una potencial ofensa.

Para Telmi, “gran parte de la inteligencia es comprender las señales que nos da nuestro cuerpo, qué información nos da un sentimiento, y usar esas emociones como información, no como algo definitivo”.

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