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Buena Vida

¿Ganas o amor? Así puedes diferenciarlo
Confundir el interés sexual por amor le ocurre a muchas personas. La ‘buena nueva’ es que hay señales que podrían ayudarte a diferenciar en qué situación te encuentras con esa persona. Aunque... Spoiler alert: la lujuria y el amor pueden existir juntos
Conoces a una persona, empiezan a hablar seguido; poco a poco, las salidas también se vuelven frecuentes. Hay atracción y luego sexo. Una especie de relación se está formando... “¿Relación? ¿Pero de qué tipo?”, empiezas a cuestionarte.
Confundir el interés sexual por el romántico le ocurre a muchas personas. La ‘buena nueva’ es que hay señales que podrían ayudarte a entender en qué situación te encuentras con esa persona. Aunque... Spoiler alert: la lujuria y el amor también pueden existir juntos en una relación romántica.
Amor versus lujuria
La mayoría de las personas ha experimentado ese sentimiento “salvaje y descontrolado” al inicio de una relación. Uno que la investigadora y terapeuta Terri Orbuch, quien ha estudiado parejas durante 30 años, describe como casi obsesivo: “ya sabes, cuando no puedes comer, no puedes dormir y no puedes hacer nada porque constantemente piensas en esta persona”, comenta en una charla de TED.
Durante esa etapa, varias interrogantes pueden ‘atacar’ tu cabeza: ¿será que solo le tienes ‘ganas’? ¿O será que ya comienzas a querer a esta persona? ‘La doctora del amor’, como también se conoce a la experta, explica que luego de conversar al respecto con cientos de parejas, llegó a la conclusión de que existen 4 formas para diferenciar a este par.
Un primer indicador sería el tipo de conexión que se mantiene. Además de anhelar estar ‘pegados’ como chicle, según Orbuch, un individuo enamorado busca involucrar a su compañero en distintos aspectos de su vida —a la vez que involucrarse en la suya— y no mantener todo ‘en corto’. En lo social, por ejemplo, se intenta que este conecte con la familia y amigos: se quiere presumir a la media naranja con ellos.
El lenguaje es importante: el “yo” se convierte en “nosotros”, al menos si te brotan corazones de los ojos. La terapeuta indica que, en ese caso, no se ven a sí mismos como “individuos separados sino como pareja” y eso se evidencia al hablar: “cuanto más entrelazadas están sus vidas, más mutualidad”. Para ella, no es lo mismo responder “fuimos al cine” que “fui al cine con...”, si alguien te pregunta qué hiciste ayer.
Lo que compartimos de nosotros mismos también podría ser una señal. Amar a alguien puede motivarnos tanto compartir cosas —por ejemplo, metas a futuro o frustraciones— como a revelar secretos que no han salido de nuestra boca antes; cuando una relación se basa puramente en lujuria la gente tiende a no exponerse tanto o a hacerlo de forma superficial, asegura Orbuch.
Pilas con la influencia (en buen sentido, claro). Cuando cupido te ha flechado, lo que el otro hace o quiere el otro hacer influye en ti. Esto quiere decir, en palabras de la investigadora, que previo a tomar decisiones se busca un consenso entre ambas partes. Asimismo, se busca a la pareja cuando surgen problemas personales para recibir apoyo; también cuando hay buenas noticias para escuchar su opinión y celebrar.
Lujuria versus amor
En las primeras etapas de una relación las hormonas están ‘disparadas’. Y según la psiquiatra Judith Orloff —citada por el HuffPost— es ahí cuando “la lujuria se alimenta de la idealización y la proyección”; es decir, que las personas ven lo quieren ver en el otro y no a la persona tal cual es.
La especialista, quien se explaya sobre el tema en su libro Guide to Intuitive Healing, también ha enlistado señales que distinguen una cosa de la otra. Por ejemplo, ella explica que cuando es únicamente lujuria priman aspectos como la apariencia física: se busca más sexo que intimidar con el otro.
Asimismo, apunta que, en ese caso, la relación suele mantenerse en un “nivel de fantasía”, en lugar profundizar en sentimientos reales. Otra sería la prueba del día después (y no, no esa que estás pensando) sino cuando una persona tiene la urgencia de salir corriendo después de tener relaciones íntimas, en lugar de dar y recibir mimos o quedarse a desayunar. En general todo lo que enfatice que no son nada más que amantes.
Amor + lujuria = el combo perfecto
Sin embargo, en las relaciones amorosas a largo plazo el componente erótico es esencial para completar la ‘fórmula’ ganadora. Y no son pocos los que buscan avivar la llama después de años de compromiso. Y... ¿Adivina qué? También hay estrategias para lograrlo.
Orbuch recomienda que para meter emoción a la vida en pareja se intenten nuevas actividades. “Piénselo: cuando se reunieron por primera vez, todo era nuevo para ustedes dos”, dice. Entonces, sugiere recrear esta frescura y novedad que al inicio impregnaba hasta el aire que respiraban. “Puede ser tan simple como ir a una parte diferente de la ciudad en la que nunca han estado, o hacer algo por primera vez, como patinar sobre hielo, andar en bicicleta, pescar... con tu pareja”.
En este sentido, explotar el factor sorpresa es clave por lo que aconseja —más allá de los nuevos juegos en la cama— hacer pequeñas cosas como, por ejemplo, enviar “mensajes coquetos” a lo largo del día. Otra estrategia sería apostar por actividades que produzcan adrenalina: “como hacer ejercicio al lado del otro, ver un espectáculo de comedia o una película de terror, o ir a surfear”.