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Diario Extra Ecuador

Buena Vida

¿Qué conexión hay entre unos platos sucios y tu relación?

¿Quién barre? ¿Quién saca la basura? Son preguntas que han detonado más de una discusión entre parejas. Sin embargo, de todas las tareas domésticas hay una que causa más problemas en una relación: lavar los platos... ¡Pilas! Que los trastes puercos no

Un estudio expone que para las mujeres heterosexuales dividir esta tarea específica es más importante que hacerlo con cualquier otra.

Un estudio expone que para las mujeres heterosexuales dividir esta tarea específica es más importante que hacerlo con cualquier otra.Pexels

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¿Quién barre? ¿Quién saca la basura? Son preguntas que han detonado más de una discusión entre parejas. Y es que cuando llega el momento de decidir quién hace qué tarea doméstica un par de ‘cueritos’ pueden salir al sol. Sin embargo, hay una que podría desembocar hasta en la insatisfacción sexual: lavar los platos.

Sí, la forma en que se divide ese quehacer puede tener un impacto significativo en “la salud y la longevidad de una relación”, según un informe Council of Contemporary Families (CCF): la cocina puede transformarse en un campo de batalla si los trastes sucios se acumulan y uno se pasa ‘haciendo el loco’.

La organización sin fin de lucro, dedicada a estudiar dinámicas familiares, encontró que para las mujeres en relaciones heterosexuales compartir ‘la hora del lavado’ es más importante que repartir cualquier otra responsabilidad como hacer compras, lavar la ropa y limpiar la casa.

¿Hasta que los trastes nos separen?

No se tiren la ‘pelotita’ con eso que se acumula en el fregadero. La repartición equitativa de esa actividad podría solucionarlo todo: desde disminuir las peleas hasta asegurar la calidad de las relaciones íntimas.

De hecho, el estudio muestra qué ocurre cuando ese ‘cerro’ de vajilla recae sobre un solo lado: “Las mujeres que lavan la gran mayoría de los platos informan más conflictos de relación, menos satisfacción en las relaciones e incluso peores relaciones sexuales que las mujeres con parejas que ayudan”.

Pero, ¿cuál es con los platos?

Restos de comida, olores fuertes y restos pegajosos al que una fila de amigas de lo dulce, las hormigas, persiguen. Si esta escena no te ayuda a entender el porqué, tal vez Dan Carlson —autor del estudio, citado por The Atlantic— pueda ayudar: “Lavar los platos es asqueroso. Hay comida vieja y mohosa en el fregadero. Si tienes niños, hay leche cuajada en tazas”.

El experto también indica que de la acción de coger un plato y tirarle un poco de jabón no se desprenden elogios o felicitaciones. “¿Qué hay que decir? ‘Oh, la platería es tan ... brillante’?”, apunta con sarcasmo.

“Cosa de mujeres”

El quehacer doméstico se ha categorizado tradicionalmente como “cosa de mujeres”. Sobre todo lo que involucra limpiar lo propio y lo de alguien más como, por ejemplo, lavar la ropa, asear baños y, por supuesto, lavar los platos, tal como expone el artículo. A los hombres, en cambio, se les han delegado tareas que no involucran lidiar con los trapos sucios de otros, entre las que se destacan “cortar el césped, sacar la basura y lavar el coche”.

De modo que las actividades menos ‘bacanes’ de un hogar son las que constantemente suelen relacionarse a las mujeres. Esto hace que ellas se sientan “relegadas a las tareas que las personas no consideran deseables”, dijo Carlson a ese medio.

El pasado 29 de enero, Constance Hall compartió una carta sobre el tema. En redes sociales, la mujer expresó su impotencia frente al reparto desigual de las tareas de la casa y sus efectos en el entorno familiar.

La bloguera cuenta cómo mientras estaba reunida con amigos empezó a quejarse de que lo hace todo en su hogar. En ese momento, uno de los presentes creyó adecuado darle el siguiente consejo: “si quieres ayuda necesitas ser específica ... pídelo. La gente necesita listas, no pueden leer mentes”.

Ella decidió tomarlo en cuenta y pidió a su pareja que se encargue de unas cuantas cosas (que también son su responsabilidad). Y funcionó, hasta cierto punto: “¿sabes lo que pasó en el momento en que dejé de preguntar ...? NADA. De nuevo. Y así he llegado a la conclusión de que no es mi trabajo pedir ayuda, no es mi trabajo escribir listas... Tenemos suficiente trabajo y enseñarle a alguien a considerarme a mi y a mi carga de trabajo no es una de ellos”, reza el post de Facebok.

El de Hall está lejos de ser un caso aislado. En América Latina, por ejemplo, “mientras que las mujeres han expandido su papel como proveedoras de ingresos, los hombres siguen participando poco en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado: cuidar, asear y cocinar siguen siendo ‘asuntos de mujeres”, según un informe de ONU Mujeres.

En la región ellas dedican más de 30 horas semanales a trabajo no remunerado, como el desempeño de labores domésticas; mientras que los hombres un total de 12, 7, según ese estudio.

Turnarse es necesario (y la responsabilidad, de ambos)

Mete mano en el lavabo y es probable que tu relación brille como un plato limpio. Las parejas que comparten sus responsabilidades domésticas aumentan la probabilidad de tener mejores relaciones. Y lo bueno de sacarle la mugre a esos trastes es que se puede hacer “en equipo”, según Carlson.

Una recomendación sería que ambos se hagan cargo de una parte, ya sea al dividirse los quehaceres: “tú cocinas, yo lavo los platos”; o turnarse: “tú cocinas el lunes, yo cocino el martes”; o hacerlo juntos, al mismo tiempo, indica el experto.

Así que ya sabes... ¡Que las tareas domésticas no te separen!

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