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Buena Vida

El gargajo incómodo que te resuena en el pecho

El gargajo es el nivel siguiente a la simple salivación. Se puede decir que es el escalón que te lleva de una mala costumbre a una posible enfermedad.

El gargajo es el nivel siguiente a la simple salivación. Se puede decir que es el escalón que te lleva de una mala costumbre a una posible enfermedad.

A los gargajos no se los puede tomar a la ligera. Y, un buen indicio de lo que son se encuentra definido en la Real Academia Española (RAE): “Mucosidad pegajosa procedente de las vías respiratorias que se expulsa de una vez”.

Ahora seguro ya se te viene la imagen de uno a la cabeza: medio verdoso, amarillento o muy blanco y espumoso, fresco, recién hechado.

Todos nos hemos encontrado con aquellos gargajos botados en la calle y como están tan al paso, el zapato no logra evitarlo y los aplasta. ¡Bingo, ahí tienes goma humana gratis!

Ya fuera del desagrado y la poca higiene que esto significa, hay que preocuparse. El gargajo viene impulsado por la flema y la flema podría ser la alerta de una enfermedad. Una cadena de eventos poco afortunados.

María Vélez Zurita es médico general y explica sobre el tema: “La flema también puede venir de los senos paranasales que significa que hay un proceso alérgico y que es lo que la mayoría de personas tiene, como la sinusitis”.

Ahora, hay que diferenciar entre flema y flema. Como describe la especialista si esos gargajos continuos vienen acompañados de otros síntomas “como fiebre, dificultad respiratoria indica que es un problema pulmonar, ya sea bronquitis, neumonía”.

Exacto, en estos casos los escupitajos que te lances no te hacen ni bacán ni creador de milagros sobre la tierra. No, no saldrá ningún árbol allí donde tu dejaste una mezcla de flema con saliva.

La saliva alejada de la flema tiene su lado curioso

Jesús sí hizo algo diferente con sus fluidos y el caso lo recoge la misma Biblia: “Dicho esto, escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva y lo extendió sobre los ojos de aquel hombre”. Aquel hombre era un ciego y lo que recobró fue su visión.

También la han calificado de mágica. No es que tenga propiedades sobrenaturales, sino que como lo dice James George Frazaer en su libro Objetos y palabras tabú, suceden cosas como estas:

“En algunas tribus africanas meridionales no se atreverá a escupir ningún hombre cuando el enemigo está cerca; podría encontrar su escupitina y entregársela a un brujo que la mezclaría con ingredientes mágicos”.

En Xacata Ciencia se recoge que más o menos “producimos medio litro de saliva al día, lo que supone alrededor de 35.000 litros durante toda la vida”. ¡Cuanta humedad nos recorre la boca!

En China es tan común que se de el acto público de escupir, que en 2007 se decidió ponerle a 45 000 taxis escupideras para que prevalezca la higiene y no el cultivo de bacterias en las aceras.

El escupir también puede ser considerado un arte dependiendo de qué tan lejos puedas llegar. No es raro por eso, que en el Titanic le hayan dedicado una escena a esto. Leonardo DiCaprio le enseña a Kate Winslet cómo hacerlo y obvio, no hay glamour de por medio.